viernes, 14 de enero de 2011

Domingo II del Tiempo Ordinario (A)

16-1-2011 DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO (A)

Is. 49, 3.5-6; Slm. 39; 1 Cor. 1, 1-3; Jn. 1, 29-34



Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

Pasadas las fiestas navideñas iniciamos el tiempo ordinario y en él estaremos hasta el 9 de marzo que, al ser Miércoles de Ceniza, inicia el tiempo cuaresmal.

La Iglesia nos presenta esta semana para orar y para reflexionar el evangelio que acabamos de escuchar. Juan Bautista da testimonio de Jesús y nos lo dice a nosotros para que lo sigamos. Básicamente Juan Bautista hace tres afirmaciones sobre Jesús:

- Jesús “es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Esta es una frase que se repite en varias ocasiones en la Misa. A la hora de profundizar en esta afirmación hay que fijarse en las dos partes de la frase. De esta frase se puede concluir, entre otras cosas, lo siguiente: 1) Jesús nos quita los pecados. Los protestantes dicen que Dios se tapa la cara para no ver nuestros pecados o los tapa con una sábana o una manta. Con esta explicación habría que decir que existe un perdón por parte de Dios hacia nuestros pecados, pero ellos siguen existiendo. Los pecados son eternos y nunca desaparecen. De este modo se haría buena esa frase de “perdono, pero no olvido”. Sin embargo, nosotros, los católicos, creemos que Dios nos perdona realmente los pecados y su perdón es tan radical que nos los quita, pero no para quedárselos Él o para guardarlos en el sótano de los pecados, sino que realmente nos los quita y los hace desaparecer para siempre. 2) Jesús quita el pecado del mundo. Jesús no sólo perdona los pecados personales de cada uno de nosotros, sino que destruye todo lo negativo, lo oscuro, lo pecaminoso y el egoísmo existente en la creación. Antes de Jesús estábamos encerrados en un hueco sin salida. Después de Jesús ese hueco se convierte en una cueva con salida al exterior. Por mucho mal que haya en el mundo, por muy negativo que sea todo, nosotros sabemos que hay esperanza para el hombre, para el mundo, para la creación entera. Cristo es la victoria sobre el pecado. Él es nuestro liberador y salvador. 3) Jesús es el Cordero de Dios. La salvación, el perdón de los pecados, la esperanza que Cristo nos trae… a Él no le sale gratis. Jesús, como Cordero, muere degollado y con su sangre nos salva a todos nosotros. Hay una imagen que sale con mucha frecuencia en la imaginería cristiana y es representar a Jesús cómo un pelícano que, no teniendo comida para dar a sus polluelos, él mismo se hace sangre con su pico y, de esa sangre que mana de su pecho, alimenta a sus crías.

- Jesús “es el que ha de bautizar con Espíritu Santo”. El domingo pasado os comentaba que el bautismo de los cristianos se hace con agua. Sí, es así, pero no sólo con agua, sino también con Espíritu Santo. El agua limpia, purifica, sacia la sed. El Espíritu Santo es representado en muchas ocasiones como una paloma, pero otras como fuego: por ejemplo, las lenguas de fuego que el día de Pentecostés se posaron sobre los apóstoles (Hch. 2, 3). En efecto, los tocados por el Espíritu de Dios son transformados: los cobardes se convierten en valientes, los ignorantes en sabios, los que tienen dudas en personas confiadas totalmente en Dios, los tibios en fervorosos, los pecadores en santos, los que siempre se andan quejando y haciéndose las víctimas en personas con fuerza interior y comprensivas para los demás, los iracundos en personas llenas de paz, los pobres en ricos y los ricos en pobres, los que murmuran de los demás en personas que ven claramente sus propios fallos y no tienen tiempo de pararse en los fallos de los demás… ¿Habéis sido bautizados alguna vez con Espíritu Santo? ¿Habéis tenido en alguna ocasión experiencia de todo esto que os estoy diciendo?

Voy a confesaros una idea que me ha venido rondado con mucha frecuencia en estos días de Navidad. De poco sirve que yo os predique un domingo, si durante la semana no tratamos (yo incluido) de llevar esto a la práctica de algún modo. De poco sirve saber y conocer toda la teología y las maravillas de Dios, si sólo nos quedan en la cabeza y no las ponemos por obra. De poco sirve que Dios sea lo más maravilloso que hay en el mundo entero, si yo no le dejo entrar en “mi casa”, o sea, en mí mismo. Y es que tengo miedo que seamos unos “cristianos patos”. ¿Sabéis que es un “cristiano pato”? Fijaros en los patos: se meten en el agua, pero tienen un plumaje predispuesto de tal manera que, al salir del agua, los patos se sacuden y ni una gota de agua les ha mojado interiormente. Sus plumas les preservan del agua. Así podemos ser nosotros: Venimos a Misa, u oramos, o Dios nos rocía con sus gracias a todas horas…, y nosotros nos sacudimos y quedamos completamente secos, como un pato recién salido del agua, el cual está tan seco como otro pato que aún no ha entrado en el agua. Por todo esto, le pido a Dios con todas mis fuerzas (que son pocas) que Dios nos bautice a todos nosotros con Espíritu Santo (al modo que acabo de describir más arriba) y que todos nosotros lo percibamos. Dios, como sabéis, pone el ciento por uno; pongamos nosotros el uno por ciento.

- Jesús “es el Hijo de Dios”. Con esta afirmación Juan Bautista confiesa la divinidad de Jesucristo. No es que Jesús quite los pecados del mundo con el poder de Dios a modo de un profeta o de cualquier sacerdote. Tampoco basta con el hecho de que Jesús bautice con Espíritu Santo, pero… en nombre de Dios. Juan bautizaba con agua en nombre de Dios y Jesús bautizaría con Espíritu Santo, pero… “en nombre de Dios”. NO. Es el mismo Jesús por sí mismo quien quita los pecados del mundo y es el mismo Jesús quien por sí mismo bautiza con el Espíritu Santo. Jesús no es un profeta, o un hombre perfecto, o un hombre santo. Jesús es el Hijo de Dios, Jesús es Dios mismo. Juan Bautista confesó la divinidad de Jesús, porque aquél se lo había oído a Dios Padre, cuando estaba bautizando a Jesús. Así lo leímos el domingo pasado: “Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: ‘Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto’.

Sí, Juan confesó a Jesús y creyó en Él como Hijo de Dios, como Dios. Y nosotros, tras estas celebraciones navideñas, confesamos y creemos en Jesús como Dios y como hombre.

4 comentarios:

  1. Buenos días Andrés, ahora nos das este regalo para reflexionar y poner a la práctica. Cuando empecé a leerla, me transmitiste humildad, sencillez, devoción, sin duda, nos ayudas a acercarnos a Dios, gracias. Que Dios te bendiga.
    Quiero analizar algunos puntos:
    JESÚS NOS QUITA LOS PECADOS PARA SIEMPRE, DESTRUYE LO NEGATIVO, LO OSCURO, LO PECAMINOSO Y EL EGOISMO EXISTENTE EN LA CREACIÓN.
    Qué consuelo, qué maravilla, qué regalo nos da Dios. ¡Bendito sea Dios!

    JESÚS ES EL CORDERO DE DIOS, LA SALVACIÓN, EL PERDÓN Y LA ESPERANZA.
    En una homilía anterior que hablaba de la oración y que a mí me llenó, decías que hay que gastarse y desgastarse por Él y con Él. Decías, hablar de seguimiento de Cristo es hablar de conversión, para ello intento cada día abandonarme en Él y confiar y aunque tenga tropiezos, tengo la certeza de que Dios está conmigo, me perdona y me anima a continuar de su mano, me siento pretegida, querida, aunque halla momentos de desolación por las pruebas, sé que Él está.

    JESÚS "ES EL QUE HA DE BAUTIZAR CON EL ESPÍRITU SANTO" LOS TOCADOS POR EL ESPÍRITU DE DIOS SON TRANSFORMADOS.
    Sin duda alguna, si me dejo, Él me transforma, me cambia, me purifica, es mi experiencia. ¡BENDITO SEA DIOS!

    Así pues, confieso y creo en Jesús como Dios y como hombre.
    Gracias una vez más por el regalo de tus homilías, nos hace muy bien, estoy muy felíz de ver que estamos unidos por un mismo sentir hacia Dios, junto con los hermanos del blog que también están tocados por el Espíritu Dios. ¡BENDITO SEA DIOS!

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  2. Estimado Andrés...
    te felicito por esta homilía de hoy. Así como en alguna oportunidad te he dicho que no me ha gustado, hoy te digo que si me han llenado tus palabras. Solamente con pensar la frase: EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA LOS PECADOS, es ya toda una reflexión que nos invita a buscar a ese Jesús compasivo.Siempre escuché de mi madre que Dios tenía muy mala memoria para nuestros pecados. Una vez que los olvidaba, lo hacía para siempre. Y aparte de eso, siempre estaba dispuesto a darnos una nueva oportunidad.
    Celebro a este Dios amoroso, a este Dios que nos busca para hacernos felices. Celebro a este cordero que dio su Sangre para limpiarme los pecados. GRACIAS SEÑOR POR AMARNOS TANTO.

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  3. ¡¡¡Que homilía tan hermosa!!! hermosa sí porque aviva nuestra fe y nuestra esperanza; porque vuelve a recordarnos nuestro bautismo y el E.S. que se nos concedió , que Jesús nos dio a través de el.
    Me alegra saber que ha sido el mismo Jesús quien me bautizó, y con su Espíritu abrió ante mi un nuevo camino, lleno de luz de alegría y de gracias continuas.
    Me alegra recordar que este Jesús, ha borrado todos mis pecados, que ya estos no existen, que para Él soy una criatura nueva; y ha sido Él quien como el pelícano, me ha regalado su sangre, hasta la última gota, para que yo viva y viva feliz y en esperanza. Realmente muy cara le he salido a mi Señor, porque muchos han sido los pecados que ha tenido que borrar con su preciosa sangre.
    Oh Dios, yo creo firmemente que Jesús es el Cordero que quita el pecado del mundo; y esto me alegra sobremanera, no solo hace desaparecer mis pecados, elimina todo el que hay en el mundo, y comenzando por mi, veo que hoy en día el pecado campea a sus anchas por toda la tierra.
    Esta homilía me habla de amor y de esperanza, y me invita a perdonar a todos, como Cristo ha hecho conmigo.
    También me ayuda a ver hoy, ese fuego del Espíritu dentro de mi, vivo, ardiente, que abrasa mi alma en deseos de dar frutos y corresponder a tanto amor gratuito.
    Y para gloria de Dios, que no mía, veo que esos frutos del Santo Espíritu, se están dando en mi, si no en plenitud, sí timidamente, aunque yo tantas veces no soy consciente, y caigo en la tentación de pensar que no dejo al Señor ser Dios en mi vida; por eso hoy estoy contenta y agradecida, ante todo a Jesús, y luego a nuestro presbítero Andrés, que nos pone delante una preciosa realidad; un AMOR que lo sobrepasa todo, que está por encima de todo, y que me da todo.
    Que él Señor nos ayude a todos a ser "corderos" y no patos. Un fuerte abrazo, hermanos.
    BENDITO SEA DIOS.

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  4. ¡¡Cuánto agradecimiento siento por la Catequesis sobre el Bautismo de la semana pasada, que aun hoy sigue rondando mi cabeza y mi corazón!! Así que…¡fuera con esa tentación Pater, de que no valgan para nada tus predicaciones! Juntamente con la acción del Espíritu Santo, que también recibimos con este sacramento (como nos recuerdas hoy), han sido motivo de que creciese en mi ese sentimiento filial ante Dios, quien como Padre amoroso me adopta en Su Hijo –el Amado, el Predilecto-, Jesús. El renovar interiormente mi Bautismo desde estas dos últimas homilías, me ha emocionado y hecho vivenciar preciosamente a Dios como Padre, y ha despertado en mi un ilusionado amor fraterno, como consecuencia del primero.
    Realmente creemos que el Bautismo nos hace hijos de Dios y Templos del Espíritu Santo, pero cuando lo experimentamos en alguna medida…¡es maravilloso!.
    El próximo domingo cuando sea bautizado mi nieto Pedro..sólo me faltará escuchar un coro de ángeles cantando en el cielo. Es broma, claro; pero que importante es profundizar en cuánto realizamos y creemos….y que a veces conocemos tan poco.
    Desde que comencé a preparar las lecturas de la Misa del domingo y luego con la homilía, no he dejado de repetir como una preciosa jaculatoria ese “Cordero de Dios que quitas el pecado…. Ten piedad de nosotros.” He llegado a emocionarme.
    ¡Cuánta compasión y misericordia necesitamos Jesús! Por las veces que hemos tomado parte entre “los cristianos patos” y hemos seguido como si nada, perdónanos… porque no nos damos cuenta de lo que hacemos. ¡Ten Misericordia de nosotros!
    pd. Estuve este fin de semana en Covadonga y os tuve presentes a todo el Blog ante la Santina, también a los que participais desde la lectura y reflexión, sin hacer comentario.
    Buena semana.

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