jueves, 2 de junio de 2011

Domingo de la Ascensión del Señor (A)

5-6-11 DOMINGO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR (A)

Hch. 1, 1-11; Slm. 46; Ef. 1, 17-23; Mt. 28, 16-20



Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

La Ascensión del Señor no es un episodio aislado, el último, de la historia de Jesús; Tampoco podremos verlo como un hecho independiente y separado temporalmente de su misma Resurrección. La Ascensión del Señor es el punto final del evangelio y de la presencia de Cristo resucitado entre sus discípulos; y es también el inicio de la misión de la Iglesia representada en los apóstoles. Esta misión se funda en las palabras de Jesús: “Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado”.

- MIRAR AL CIELO

En la primera lectura se nos narra cómo los discípulos de Jesús se quedaron mirando para el cielo viendo cómo Él desaparecía entre las nubes delante de ellos. Los discípulos se sintieron huérfanos y abandonados al no ver más a Jesús entre ellos. Desde ese día los cristianos siempre buscamos con ansia a Jesús. Los cristianos no podemos estar solos; no podemos estar sin Él, pues nos sentimos desamparados, y por eso miramos al cielo. Pero los ángeles de Dios nos tocan el hombro y nos sacan de nuestro ensimismamiento: “¿Qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto marcharse”.

- MIRAR A LA IGLESIA

Sí, Dios nos saca de nuestra comodidad, de ese estar “pasmados” en tantas ocasiones mirando para el cielo, como esperando que la solución nos venga de arriba. Sí, Dios nos recuerda una y otra vez la misión que Cristo nos confío: “Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado”. ¡Hay tanto que hacer!

MIRAR A LA IGLESIA. El sábado pasado fui hasta mis parroquias de Somiedo. En estas parroquias celebro el último sábado de mes. Si nieva y no se puede subir, ese mes se quedan sin Misa y en invierno pueden estar hasta 3 meses seguidos así. Ese sábado me acompañaron dos amigos: un chico y una chica. Llevamos la comida, pues íbamos a estar todo el día por allá. Llevamos la ropa de celebrar, los libros, las formas, el agua, el vino… Salimos de Oviedo a las 9 de la mañana. A las 11 teníamos la primera Misa. A las 10,30 entramos en una iglesia destartalada y llena de goteras. En la sacristía no me podía revestir, pues estaba desarmada y llena de cascotes; al lado de la sacristía hay una capilla y tampoco me podía revestir allí, pues ya me dijeron el primer día que llegué que el techo podía caer en cualquier momento. Una mujer mayor me dijo que había venido temprano para achicar el agua de las goteras, que estaba en el suelo. Celebré para 3 personas ancianas y para mis dos amigos. A ellos se les caía el alma a los pies. Algo parecido sucedió en las otras cuatro parroquias: Misa de 12,15 horas; Misa de 13,30 horas; Misa de 16 horas; Misa de 17,15 horas. En una de las parroquias un hombre que vive en Gijón y que iba a entrar en una de las Misas dijo a un vecino que estaba por allí trabajando: ‘¿Cómo no vienes a Misa?’ A lo que éste contestó: ‘Yo voy a la segunda’. Por supuesto, no había una segunda Misa en aquella parroquia y en ese día. Al terminar la última celebración, regresamos para Oviedo. Sé que ellos venían pensando en todo lo que habían vivido y yo en programar mi trabajo pastoral en Somiedo para el próximo curso, ahora que ya sé un poco más a qué me enfrento, si es que me dejan allí. Percibo en estas parroquias una gran pobreza, creo que humana, pero sobre todo pobreza espiritual y de fe. Les faltan medios, oportunidades y personas que les ayuden con su fe y a profundizar en ella. Así está la vida de fe y la Iglesia por allá.

MIRAR A LA IGLESIA. El lunes vino una persona desde una villa asturiana a hacer dirección espiritual y me contaba que tienen el templo cayendo. Han pedido un presupuesto para arreglarla: 300.000 € (50 millones de pesetas). Este es el presupuesto para arreglar una iglesia que está casi vacía de fieles. Me decía esta persona, que es algo mayor que yo, que ella era la más joven de los que van a los cultos, y me decía: ‘¿Arreglar la iglesia para qué? ¿Arreglar la iglesia para quién?’

MIRAR A LA IGLESIA. En estos días me encontré con un texto escrito por un fraile y hablaba de la Iglesia; no del templo de piedra o de ladrillo, sino de los templos de carne, hueso y espíritu: “Me duele la Iglesia. Veo el Cuerpo de Cristo ‘con fiebre’. En mi comunidad religiosa noto una degeneración: en conversaciones, en las formas, en las decisiones…. Va cada día decayendo más el espíritu. Es una de las consecuencias de esta cultura nuestra: amortigua las necesidades espirituales, ahoga, anestesia el mundo del espíritu dejando las personas en una vida natural, de la carne (a veces contranatural). Aquí veo esa pérdida progresiva del espíritu. Siento que ‘avanza este cáncer espiritual’, que va invadiendo terrenos y que hace insensible al Espíritu aquello que invade”.

- MIRAR A CRISTO, ESCUCHAR A CRISTO, OBEDECER A CRISTO

No tenemos mayores dificultades que tuvieron entonces los apóstoles o San Pablo u otros cristianos y santos en sus tiempos. Nuestra fe es cierta, la presencia y el amor de Dios son ciertos, el mandato del Señor es firme: “Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado”. Nosotros no hablamos en nuestro propio nombre, sino en el nombre de Cristo, el Hijo de Dios. Él nos pide que sembremos. A Él le corresponde cosechar.

Una y otra vez os repetiré las palabras de confianza absoluta del profeta Habacuc: “Aunque la higuera no eche sus brotes, ni den su fruto las viñas; aunque falle la cosecha del olivo, no produzcan nada los campos, desaparezcan las ovejas del aprisco y no haya ganado en los establos, yo me alegraré en el Señor, tendré mi gozo en Dios mi salvador. El Señor es mi señor y mi fuerza (Hab. 3, 17-19). Nada ni nadie podrá apartarnos de ese Dios, en el que creemos y al que amamos. Si la realidad de la Iglesia fuera maravillosa, tendríamos que predicar y vivir el evangelio con la misma fuerza y el mismo entusiasmo que si la realidad de esta Iglesia fuera un auténtico desastre.

14 comentarios:

  1. Tengo que decirte que has escrito una homilía muy emocionante: ánimo Andrés

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  2. Muchas veces nos empeñamos en buscar a Dios en edificios, en imagenes, en iglesias. El Señor no quiere edificios de ladrillo, no quiere casas bonitas, quiere un corazón donde se le acoja de verdad, ahi es donde se encuentra a gusto. Un corazón capaz de amarle a El ,amando a los demás.Porque un corazón lleno de Dios se hace más grande para acoger a los que nos encontramos en la vida ,pero un corazon lleno de nosotros es tan pequeño que solo cabemos nosotros

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  3. No había leído aún la homilia y al abrir el correo miré el primer comentario de nuestro amigo anónimo, y pensé:"qué cortos se quedan estos dos renglones sobre la homilía...sólo "emocionante".
    Acabo de leer la homilía y me he dicho:¡Qué emoción he sentido!!.......igual que la del primer comentario del Blog. Así somos, o mejor dicho, así soy.¡cuánto me ayudais con todos los comentarios! Gracias.
    Me he emocionado, sí.
    Como los discípulos busco con ansia, ardientemente a Jesús; no puedo estar sin Él.
    Me emociona el que sus ángeles, representados por personas a mi alrededor,me toquen en el hombro y saquen de mi ensimismamiento,que pueda no ser agradable a Dios.
    Me emociona la Misión que nos ha dejado como Iglesia peregrina,que somos y ese:¡Hay tanto que hacer! MIRAR A LA IGLESIA; que está lleno de preocupación a la vez que de gran Esperanza, de nuestro Buen Pastor.
    Me emociona y también “Me duele la Iglesia...", esa tan humana, pobre y necesitada que me aporta lo mas importante, lo único y necesario: a Jesucristo mismo: su Gracia, su Perdón y su Presencia, que siempre está con nosotros y entre nosotros.
    Por última me emociona que un sacerdote, un buen sacerdote tras celebrar cinco Eucaristías -¡con tanto éxito!!- me deje un sabor dulce al final de su homilía con las palabras del profeta, que hace suyas:"Aunque la higuera no eche sus brotes, ni den su fruto las viñas...yo me alegraré en el Señor, tendré mi gozo en Dios mi salvador. El Señor es mi señor y mi fuerza” (Hab. 3, 17-19)
    Gracias, Pater.
    Buena semana para todos, en espera del Espíritu que nos plenificará un día, mientras vamos "ensayando" en nuestra corta peregrinación.

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  4. El miércoles pasado estaba tomando algo con unas compañeras y no se cómo salió el tema de la religión, que si yo soy creyente pero no practicante, que si yo estoy bautizada pero no practico, que si yo antes no creia en nada pero cada vez valoro mas la tarea de la Iglesiaa, que si yo soy poco practicante, que si yo soy atea - ¿Atea?, dijo otra, tu serás agnostica porque para ser atea hay que tener muy buena base, bueno pues seré agnostica - respondió la primera; y hubo una persona que dijo yo le tengo mucha devoción a la Virgen de Covadonga pero en la Iglesia no creo, no dudo que haya curas muy buenos pero no, no creo en ellos.
    Me quedé callada y senti una gran pena no tanto por lo que estaban diciendo sino porque no encontré argumentos para defender algo en lo que yo creo y de lo que soy parte responsable.
    Eso me llevó a pensar que tengo que poner manos a la obra y hacer ver que la Iglesia, de la que formo parte, es algo creible, merece la pena defenderlo y que debo aportar mi granito de arena para su conocimiento y reconocimiento.
    Buena semana a tod@s.

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  5. Cuanta veces buscamos a Dios en cosas intangibles ..invisibles ... no viendolo dia a dia .. en la vida diarias .. en la cosas simples ..nos quedamo deslumbrados con una iglesia brillante ..llena de flores y no apreciamos una Misa debajo de una arbol ¡¡¡¡en un campo ... y cuantas otras nos quedamos pasmados esperando su ayuda con los brazoas cruzados ... Sabes mi abuela me enseño estas palabras " Ayudate que el Señor te ayudara " ... asi voy por el camino ... tratando de no defraudarlo .. y poniendo empeño en todo mi quehacer .. pues se que El estara conmigo ...
    Un abrazo Andres .. y animo ...

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  6. Que bien lo dices Andrés. “Los cristianos no podemos ESTAR SOLOS, NO PODEMOS ESTAR SIN ÉL…, por eso miramos al cielo…, pero claro con los pies en la tierra, porque somos TOCADOS POR EL ESPÍRITU DE DIOS. Esta mañana en mi oración personal sentí ese toque de Dios, os cuento. Estaba yo orando y llegó a la capilla una hermana con un lindo florero lleno de rosas que colocó delante del sagrario, esas rosas me hicieron sentir “La frescura del Espíritu de Dios dentro de mi” y me pregunté: ¿Cómo sería la frescura de Dios dentro del vientre y del corazón de María? Esta pregunta suscitó en mi interior paz, alegría, experiencia de la presencia del Señor en mi.
    Todo esto es don y gracia de Dios que se manifiesta en este domingo de la ascensión del Señor y que me urge a: Mirar al cielo” para ir gustando la presencia de Dios desde la tierra.
    Andrés gracias por motivarme en esta fiesta tan bonita de la Ascensión a que mire al cielo, pero que salga de la comodidad y mire a mi entorno por mis hermanos que sufren o que carecen de Dios y los invite a “Mirar al cielo” para que lo contemple.
    Feliz día para todos los de la Comunidad de las Once y los del blog.

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  7. MIRAR A CRISTO, ESCUCHAR A CRISTO, OBEDECER A CRISTO.
    Sin duda, no podemos estar sin Él. Me quedo con las palabras del profeta Habacuc. "El Señor es mi señor y mi fuerza"
    ¡Bendito sea Dios!

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  8. Esta mañana al abrir la ventana y ver el cielo claro (a pesar del augurio de lluvia) pensé que un cristiano no puede dejar de Mirar al cielo....para luego dirigir su mirada mas clara y lúcida a la tierra -representada por la Iglesia, como nos dice la homilía- desde donde hemos de vivir el mensaje y la Misión que hoy Jesús- en Su Ascensión- ,nos recuerda: Id, enseñad, habladles de su condición de Hijos de Dios..Comparto con vosotros una frase que a mi me ha ayudado desde hace unos años: Vivir con el oido en el corazón de Dios (Mirando al cielo) y la mano en el pulso del tiempo. (aquello que Dios pone ante mi, sean personas o situaciones). Como veis mi comentario, es casi continuación del de Cristina.
    Hola Cristina, hacía tiempo que no te escuchábamos....¡qué pena! Pero sabemos que estás ahí y nos alegra.
    Buena semana amigos. Nos veremos en Pentecostés.

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  9. ¿porque sera que despues de escuchar tu homilia,solo me viene a la cabeza,la Parabola de los talentos?
    Yo soy una de las muy privilegiadas y mucho me temo que no se corresponder a todo lo que me da el Señor.
    Espero en su misericordia porque si no lo tengo claro

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  10. anónimo dijo...
    el unico argumento que puedes dar a esas compañeras respecto a lo que tu crees es decirles que tu eres una afortunada.es más me atrevería a decir que eres una persona tocada por la mano de dios pues yo por lo menos asi me siento somos pocos los que sentimos una fe recia e inquebrantable. !claro! tambien les puedes decir que para llegar a tener esta fe hay que lucharla trabajarla desde la humildad desde el amor al prójimo...

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  11. Que bien nos conoce Dios, y sabe como somos de inutiles y cobardes, que temblamos a veces ante un nuevo desafio,y siempre tardamos en entregarnos a cumplir la mision que nos tiene encomendados; pero gracias a nuestra cobardia en la entrega le hemos forzado a que se quede con nosotros hasta el final de los tiempos, y no como un signo o un recuerdo sino ´´El mismo en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad para que ninguno tiemble de miedo ni desfallezca de hambre. Si Dios con nosotros quien contra nosotros.

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  12. !Hola Andrés! Casi siempre me digo después de escuchar o leer la homilía: ¡Cuando le escriba le cuento mis impresiones! Y la realidad es que cuando me dispongo a escribirte ya han pasado estas impresiones por que vienen otras.



    Pero hoy no puedo callar. En la misión siempre se está con el corazón en la mano, no porque sea en un lugar o en otro, la situación nos va a cambiar. Yo recorrí estas parroquias que tú ahora recorres, sentía prácticamente los mismos dolores y angustias: no hay gente, las iglesias –edificios- se derrumban, la indiferencia de la gente es una bofetada, la pobreza espiritual crece cada día; yo le he llamado “el analfabetismo religioso”. Todo esto no deja descansar ni, mi mente ni mi corazón, me siento totalmente limitada, a veces abatida y derrumbada, no se como cambiar, ¿qué hacer? ¡No he perdido las esperanzas! Siempre he querido proyectar algo nuevo, pero no doy con ello. Esto me ocurría allí donde tú estas ahora. Ahora me curre lo mismo a miles de Km, la diferencia es que allí en aquel entonces hacía el frío del invierno y acá hace el calor del “infierno”. Allí decimos que la gente es envejecida, acá que los jóvenes no quieren oír hablar de Jesús. Allí que los edificios hay que reconstruirlos, acá que hay que construirlos. Parece que tenemos la misma necesidad de dinero: siempre falta para las cosas de Dios.



    Esta mañana en la oración decía a Dios de todo corazón: Señor dame fuerzas porque la misión es muy dura, dan ganas de llorara y a veces se derraman lágrimas, no hay cosa mas dura que el corazón del hombre y el mío tampoco esta blandito. La conclusión de todo esto es que no amamos a Dios. Cuando el amor fluye hacemos hasta lo imposible. ¿Por qué no dejar derramar ese amor como lo derramó el mismo Jesús en su sangre? Es duro mi corazón, porque no es la pobreza material lo que hace que la fe no crezca, no es el clima por frío o por caliente. Soy yo, mi corazón que es duro y no quiere dar ese amor a Dios. Las respuestas de Dios son siempre tiernas y cariñosas: “No temáis yo estaré siempre con vosotros” “Yo no os dejo solos”. Así que te acompaño y entiendo plenamente tu situación y la de la Iglesia, y me alegro con la respuesta de Jesús. No hay más en quien ni, en que alegrarse: “en el Señor mi Salvador”. En él hay remansos de paz, hay llanuras en la estepa, oasis en el desierto, consuelo en el llanto, luz en las tinieblas etc.

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  13. Día de la Ascensión; final de la estancia de Jesús físicamente en este mundo. Él regresa a la casa del Padre, y sus amigos sienten el dolor de la separación, el desamparo, la orfandad y la soledad; no parece extraño que se queden mirando al cielo, observando como Jesús se va alejando, y cuando las nubes se lo ocultan, su mirada sigue fija en lo alto; por allí han visto irse al Señor, y quizás aún esperen volver a verlo aparecer.
    Yo me veo reflejada en esos apóstoles, sintiendo la tristeza y la soledad, sin recordar que Él prometió estar a mi lado todos los días de mi vida; esto es una promesa de seguir ayudándome en todos mis afanes, lo mismo que cuando estaba aquí. Ese espíritu prometido, vive dentro de mi, y me toca en el hombro para hacerme reaccionar, y ponerme manos a la obra, porque es cierto ¡hay tanto que hacer!, que Jesús me empuja a ponerme en marcha, y mirar a la tierra sin dejar de mirar al cielo.
    Me impresiona el testimonio de D. Andrés, veo que mira al cielo, pero no olvida las palabras de Jesús: Id y haced discípulos de todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Yo veo una persona obediente a este mandato, y que no le importa, celebrar en un templo casi en ruinas, y para tres personas; lo hace con el mismo entusiasmo, que si la iglesia estuviese llena; porque una sola persona merece toda la atención , que la ayude a encontrarse con Jesucristo; así D. Andrés, no se quedó "plantado" se pone a trabajar y programar la mejor manera de llegar a estas pobres gentes que desconocen el amor que Dios les tiene, y la esperanza de una Vida eterna. Lo que veo es que la palabra de Dios se cumple, cuando Él quiere, como Él quiere, y en quién Él quiere; y lo que se siembra dará su fruto; "los ciegos ven, los sordos oyen, los leprosos quedan limpios", esto lo entiende muy bien este sacerdote, y por eso sigue adelante ayudado por el E.S. cumpliendo con su misión pastoral.
    Yo tantas veces caigo en el desaliento, el cansancio y desánimo; pero hoy de nuevo el Señor me viene a recordar todo lo que he recibido de Él, y que es lo que debo de hacer.
    A mi también me duele la iglesia, y me duelo yo misma como tal, porque no soy fiel al mandato del Señor.
    Es una homilía impresionante, que en mi despierta muchos sentimientos, que no puedo expresar aquí, porque sería interminable.
    Que Dios te bendiga Andrés.
    Gracias a todos.
    BENDITO SEA DIOS.

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  14. Te felicito de corazón por esta fantástica homilía, que parece ha sabido despertarnos de nuestras comodidades.
    Veo que hay cantidad de comentarios, y eso me alegra y me hace ver que has llegado al corazón de muchas personas, y hacernos conscientes de lo que es la iglesia.
    Lo cierto es que la predicación parecía hecha para mi, porque expresaste muy bien, la situación en que me encontraba todos estos días; ese cansancio , esa rutina, ese deseo de tirar la toalla y decir, hasta aquí llegué, pero me siento incapaz de seguir adelante; no sirvo para nada, no le soy útil al Señor, no tengo ganas de luchar etc. etc. llegué a pensar en escribirte para decirte que, no merecía la pena que perdieras el tiempo conmigo, tengo la sensación de ser un parásito que vive "chupando" de los demás, y yo no doy nada. Tu homilía me conmnovió y me consoló en cierto modo; desde luego me gustó muchísimo, y suscitó en mi muchos sentimientos.
    Lo cierto es que lo único que puedo decirte es: GRACIAS, porque tu paciencia y tu deseo de ayudar, no tiene límites.

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