jueves, 29 de marzo de 2012

Domingo de Ramos (B)

1-4-2012 DOMINGO DE RAMOS (B)

Is. 50, 4-7; Sal. 21; Flp. 2, 6-11; Mc. 14, 1-15, 47

Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

En el ritual romano sobre la celebración de la Santa Misa y, concretamente, para este Domingo de Ramos se dice que, después de la lectura de la Pasión del Señor, haga el sacerdote una “breve homilía”. Por ello, el sermón de hoy será más corto que en otros días.

Dice una historia que el día que Jesús entró en Jerusalén sobre un burro la gente gritaba aquello que acabamos de escuchar: “¡Viva, bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Viva el Altísimo!” El burro al escuchar todo aquello, se decía: “Yo debo de ser mejor burro y más burro que los demás burros, pues a mí me gritan alabanzas, me lanzas ‘vivas’ y a los demás burros no”. Entonces alguien que estaba allí se dio cuenta de lo que pensaba el animal por la cara de satisfacción que llevaba y le dijo: “No es por ti, sino por el que llevas encima”.

Aprovecho esta narración para animaros a vivir esta Semana Santa pensando lo menos posible en nosotros mismos y lo más posible ‘en el que llevamos encima’, es decir, en Cristo Jesús, que va a sufrir, a morir y a resucitar por nosotros y para nosotros. Pero para esto hay que prepararse con algunas acciones humanas y con algunas acciones divinas.

Veamos primero las acciones humanas de preparación:

- Ver los lugares en donde vamos a estar y los cultos con sus horarios. Por lo tanto, ordenar nuestra vida de estos días teniendo en cuenta todo esto. Recordar que la celebración más importante de todo el año es la de la Vigilia Pascual, el sábado por la tarde-noche.

- Asistir a dichos cultos y, además, dedicar un espacio prolongado para orar ante el monumento de Jueves Santo, ante una cruz el día de Viernes Santo y ante el sepulcro de Jesús el día de Sábado Santo.

- Realizar algunas lecturas que nos ayuden a centrarnos y a meditar sobre lo que sucede y celebramos en estos días: los cánticos del Siervo de Yahvé del profeta Isaías, los cuatro relatos de la Pasión de los evangelios, y otras.

- Algo de ayuno de comida, de TV, de lengua, de gastos superfluos, de egoísmo…

Veamos ahora las acciones divinas de preparación:

Estas ‘acciones divinas’ tenemos que pedírselas directamente a Dios. Aquí vamos a ir de la mano de S. Francisco de Asís: “Señor Jesús, te pido dos gracias para que me las concedas antes de que muera: la primera, que sienta en el alma y en el cuerpo, en la medida de lo posible, el dolor que tú, dulce Jesús, soportaste en la hora de tu crudelísima pasión; la segunda, que sienta en mi corazón, en la medida de lo posible, ese extraordinario amor que a ti, Hijo de Dios, te abrasaba hasta el punto de soportar de buen grado por nosotros, pecadores, una pasión tan terrible”.

jueves, 22 de marzo de 2012

Domingo V de Cuaresma (B)

25-3-2012 DOMINGO V CUARESMA (B)

Jr. 31, 31-34; Sal. 50; Hb. 5, 7-9; Jn. 12, 20-33

Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

Ya estamos a las puertas de la Semana Santa. Jesús, en los días anteriores al domingo de Ramos, habló con mucha frecuencia a sus discípulos de su muerte, del final de su vida, de su miedo, de su agitación interior, de lo cercano que sentía a su Padre Dios…

- Es unos de esos días Jesús pronunció las palabras que hoy recoge el evangelio: “El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna”. Jesús nos dio pruebas a lo largo de su vida de poner a los hombres antes que Él mismo: Nos dice el evangelio en diversos momentos que casi no tenía tiempo ni para dormir, ni para descansar, ni para comer. Su tarea era agotadora. Jesús no se cuidaba, porque nos cuidaba. Jesús no dormía demasiado, porque velaba nuestro sueño con su oración nocturna ante Dios Padre. Jesús no se protegía, porque nos protegía a nosotros.

También hoy seguidores y fieles suyos siguen sus palabras, su ejemplo y su vida estén donde estén. Ahí os va el caso de una misionera en Centroamérica: “Cuando voy a llevar la comunión a la gente, casi siempre voy con sufrimiento: cuando voy en la mañana, me da una renitis y se me tapan los oídos, la respiración y se me va la voz; cuando voy en la tarde, es un calor insoportable. En ambos tiempos voy de mucha prisa, porque siempre tengo algo pendiente y tengo que vencerme, porque hasta pereza me da -aunque sé que allí le encuentro (a Jesús) muy claramente-. Siento una gran nostalgia (no sé de qué) en mi corazón; tengo que agarrarme muy fuerte a Él y decirle: ‘¡Señor!, devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso’. Cuando termino de llevar la comunión, tengo una satisfacción que me dura toda la semana”.

Otros ejemplos de este amar más a los demás que a uno mismo, de amar más a Dios que a uno mismo, está en el plan de Cuaresma que muchos fieles están llevando a cabo en este tiempo: con las comidas, con la tele, con el ordenador, con el tabaco, con las compras, con la lengua, con un tiempo mayor de oración o de lectura espiritual, con limosnas, con mortificar el sueño o el cansancio, con atacar la soberbia y el amor propio, con buscar las obras de caridad para con los otros… Os animo a seguir por este camino de morir a nuestros propios gustos por el bien de los demás y por amor a Dios, pues ya sabéis lo que Cristo Jesús nos ha dicho hoy en el evangelio: “Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto”.

- Otra de las frases de Jesús en el día de hoy es ésta: “El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor”. Esto os lo explico con un cuento: “Tres obreros trabajaban en una enorme granja. Daniel se ocupaba de cuidar los caballos y se pasaba todo el día lamentándose de cuán duras eran sus tareas y qué poca paga recibía. A Ramón le tocaba ordeñar y llevar a pastar a las vacas. Siempre se le escuchaba maldecir y con frecuencia estallaba lleno de cólera pegando patadas a todo lo que se le ponía por delante. Por último, Carlos estaba encargado de cuidar los cerdos. Carlos, antes de comenzar su tarea, daba los buenos días a sus compañeros y les dedicaba una sonrisa. El trabajo de Carlos, al igual que el de Daniel y el Ramón, era muy pesado, pero Carlos nunca maldecía ni se quejaba. En los momentos más duros Carlos cogía un crucifijo de madera que tenía en su bolsillo, lo contemplaba un instante y continuaba con su labor con una gran paz. Este hecho provocó la curiosidad de sus compañeros y un día Daniel le preguntó: ‘Carlos, ¿por qué siempre llevas una cruz en el bolsillo’. Ramón burlonamente comentó: ‘Seguro que es su amuleto de la buena suerte’. Carlos sacó la cruz de su bolsillo y dijo: ‘Esta cruz la fabriqué yo con mis propias manos y tiene un gran significado para mí. Este trozo de madera representa la cruz que me ha tocada cargar en esta vida. Cada vez que la miro, a mi mente me viene el recuerdo del calvario y veo a tres personas que subiendo esa cima llevaron sus respectivas cruces. La primera persona a la que veo es a Dimas (el buen ladrón), que llevó su cruz obligado, porque no le quedaba más remedio. La otra persona a la que veo es a Gestas (el mal ladrón), que la llevaba maldiciendo y renegando de todo y contra todos. Por último, veo a Jesús que se abrazaba a su cruz mientras caminaba. Cuando el cansancio, la injusticia, la cólera… me amenazan con robarme la paz, entonces tomo esta cruz en mis manos, la miro y me hago la siguiente pregunta: ¿Cómo quiere Dios que lleve esta cruz que me ha tocado? ¿Como Dimas? ¿Como Gestas? ¿O como Jesús?’”.

Con nuestros labios decimos que queremos seguir a Jesús, pero en tantas ocasiones nuestra vida y nuestras reacciones se parecen bastante a las de Daniel-Dimas. Otras veces se parecen a las de Ramón-Gestas. ¡Qué pocas veces se parecen a las de Carlos-Jesús! Somos nosotros quien podemos llevar la cruz de la vida de la primera manera, o de la segunda manera, o, con la ayuda de Dios, del tercer modo. ¿Cómo sé yo de qué manera llevo la cruz? Muy fácil: si tengo resignación, llevaré la cruz al modo de Daniel-Dimas. Si tengo ira e impaciencia en mi corazón, llevaré la cruz al modo de Ramón-Gestas. Si tengo paz, entonces llevaré la cruz al modo de Carlos-Jesús, ya que donde está Jesús no puede haber más que paz, vida eterna y mucho fruto.

jueves, 15 de marzo de 2012

Domingo IV de Cuaresma (B)


18-3-2012 DOMINGO IV CUARESMA (B)

Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
El evangelio de hoy nos narra un trozo de la conversación entre Jesús y Nicodemo. Hemos escuchado ideas muy densas y con gran profundidad. En una homilía sólo podemos pararnos un poco y sobre alguna de dichas ideas. A mí gustan éstas, que comparto con vosotros.
- “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna”.
Siempre me han sobrecogido las primeras palabras de esta frase: “Tanto amó Dios al mundo…” El ‘mundo’ es toda la creación de Dios: todos los planetas, todas las estrellas, todas las plantas, todos los valles, todas las montañas, todas las nieves, todos los animales marinos y terrestres, todas las grandes galaxias y todas las criaturas más microscópicas, pero el ‘mundo’ somos igualmente todos los seres humanos que han existido en el pasado, que existimos en el presente y que existirán en el futuro. A este mundo es al que Dios ama tanto. Dios siente una auténtica pasión amorosa por él; sí, Dios siente una ternura infinita por este mundo y a sus amigos les hace partícipes de dicha ternura y de dicha pasión amorosa. Ahí tenemos el ejemplo más acabado en San Francisco de Asís con su amor total a las criaturas de Dios. Para San Francisco de Asís eran amadas, porque, gracias a ellas, llegaba a Dios, descubría a Dios, veía a Dios. De ahí sus expresiones de amor y de fraternidad cósmicos (Cántico de las Criaturas): hermano sol, hermana luna, hermana agua, hermana fuego, hermana madre tierra, hermana muerte, hermano lobo, hermano hombre…
Aquí va otro ejemplo de cómo Dios transmite su amor a los hombres para que ellos sientan ese mismo amor por los hombres y por la creación. Hace pocos días un amigo me dejó la cinta de la película sobre la vida de Pablo Domínguez, sacerdote diocesano madrileño. No sé si la visteis. La película sobre su vida creo que se titula ‘la última cima’. No recuerdo muy bien. Voy a comentar sólo dos aspectos. A mí me hicieron mucho bien y espero que a vosotros también:
* Se narraba que a Pablo le gustaba mucho la montaña y que siempre que podía subía allá, bien solo, bien acompañado. De una manera u otra, cuando él llegaba a la cumbre, celebraba la Misa. Para ello portaba consigo todo lo necesario en su mochila. Hay un momento en la película que, quien interpreta a Pablo, alza el pan consagrado y lo levanta… para mostrarlo a toda la creación. La cámara sigue detrás de Pablo y filma cómo éste enseña a Cristo Eucaristía a todas las montañas. Él da una vuelta sobre sí mismo con Cristo en sus manos como diciendo: ‘Mirad, Éste es vuestro Dios. Éste es vuestro Creador. Arrodillaos ante Él”.
* En otro momento de la película se ve a una mujer de unos 35 años con una niña cerca de ella. La niña bebé era su hija y esta mujer daba testimonio de su encuentro con Pablo. Tiempo atrás esta mujer se quedó embarazada y, al hacer las pruebas sobre ella y sobre el niño, los médicos descubrieron que el niño venía con graves deficiencias y taras. Por eso, enseguida le aconsejaron el aborto. La mujer quedó hundida. Ella era creyente, pero no demasiado practicante, parece ser. Ante el hecho de estar embarazada de un hijo con malformaciones se rebeló contra Dios. En estas circunstancias conoció a Pablo, que le ayudó a sobrellevar su embarazo. Cada vez que la mujer se hacía una prueba médica los doctores le decían que efectivamente el niño venía mal, que él iba a morir enseguida, eso si llegaba a nacer, y que era mejor abortar. La mujer ayudada y sostenida por Pablo decidió seguir adelante con el embarazo. Finalmente, nació el niño con las taras que habían indicado los médicos; Pablo estaba con la madre, cuando ésta daba a luz, bautizó al niño y a las pocas horas el bebé se murió. Poco después se hizo un funeral por el niño y la madre repetía algunas de las palabras que había dicho Pablo en la homilía: ‘Para esto ha nacido este niño, para ser como un rayo de luz. Este niño dio luz a su madre, a los que estuvimos a su alrededor y ya se marchó para con Dios. De Dios vino y a Dios vuelve’. Y la madre del niño en la película certificaba que esto había sido así, porque aquel hijo con graves deficiencias, y que sólo había tenido en sus brazos unos instantes, le había mostrado el amor de Dios. Antes ella se preocupaba sólo de sus cosas. Y ahora, a través de su hijo había conocido al sacerdote, a través del sacerdote conoció más a Dios y ahora miraba las cosas y las personas de otra manera. Más tarde esta mujer quedó de nuevo embarazada. Pablo le dijo que la niña se iba a llamar Blanca y quería estar para el nacimiento de Blanca, pero no pudo ser, porque tuvo que ir a dar una tanda de ejercicios a unas monjas. Previniendo esta situación Pablo encargó a un amigo que entregase un ramo de rosas blancas a esta mujer cuando diese luz a Blanca y así lo hizo. Le entregaron las flores un domingo hacia las 5 de la tarde y esa misma tarde, hacia las 3, Pablo se había matado en la montaña.
Esta mujer comentaba cómo Dios le había mostrado su amor a través de un hijo con graves deficiencias y muerto de modo prematuro, y a través de un cura despeñado por la montaña.
“Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Por un hijo unos padres son capaces de todo o de casi todo. Estos días de atrás vi una entrevista que hicieron al padre de la chica de 16 años, la cual había denunciado a su progenitor por tenerla encerrada. A éste lo metieron dos días en la cárcel, a ella la ingresaron en un centro de menores, y luego ella se escapó, y su padre lo único que quería es que su hija apareciera; le decía que la quería y que volviera. Cuando la encontraron, el padre, a pesar de todos los disgustos que le había dado y le estaba dando, se abrazó a la hija para mostrarle su amor. Pues bien, si nosotros que no somos perfectos, amamos así a nuestros hijos, ¡cuánto más Dios, el Santo entre los santos, amará a su Hijo Jesucristo! Sin embargo, nos dice el evangelio de hoy que Dios Padre antepuso su amor por todos nosotros al amor que le tenía a Jesús. Dios Padre sabía que si entregaba a Jesús, Éste iba a ser asesinado de mala manera, pero de este modo se lograba la vida: una VIDA ETERNA para nosotros los hombres.
¡Cuánto nos amará Dios para anteponernos a su propio Hijo! Ante la disyuntiva de elegir entre salvar a un hijo o a otro, ¿a quién elegiría un padre o una madre cualquiera? Ante la disyuntiva de elegir entre salvar a un hijo o a un conocido o amigo, ¿a quién elegiría un padre o una madre cualquiera? Ante la disyuntiva de elegir entre salvar a unos hombres pecadores como nosotros o a su propio Hijo querido, santo y bueno, ¿a quién elegirá Dios Padre? Pues Dios Padre ya ha elegido: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna”.
Había cogido tres frases al comenzar a preparar esta homilía, pero ya he agotado todo el tiempo con la primera. No obstante, os dejo como regalo las otras dos frases seleccionadas para que las oremos durante esta semana de la Santa Cuaresma:
- “Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”.
- “El que realiza la verdad se acerca a la luz”.

jueves, 8 de marzo de 2012

Domingo III de Cuaresma (B)


11-3-2012 DOMINGO III CUARESMA (B)

Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
Ya estamos en el ecuador de este tiempo de Cuaresma: * tiempo de prepara­ción para celebrar la pasión, muerte y resurrección de Jesús; * tiempo de prueba en el que tenemos que despren­dernos de tantas cosas que no son Dios para que Él pueda habitar en nosotros; * tiempo de conversión, es decir, de abandono del pecado y de crecimiento en santidad.
Hoy la primera lectura nos propone un camino por el que podemos llegar al Padre. Este camino lo han practicado antes que nosotros los israelitas, ya que les fue dado a ellos primero: Son los diez mandamientos. Muchas veces los hemos reducido a sólo dos: no robar y no matar, pero son diez. Vamos a leerlos otra vez (daré unas simples pinceladas a cada mandamiento):
- “Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí”. Es un Dios cercano: ‘¡Dios mío, mi Dios!’ Pero es un Dios celoso: Sólo Él. Ni el dinero, ni el poder, ni el tabaco, ni la comodidad, ni la familia, ni el trabajo, ni uno mismo pueden estar por delante de Él.
- “No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso”. Ni en juramentos, ni en blasfemias, ni en chistes, ni en cabreos, etc. (Hace unos días llegó a casa una niña del catecismo de preparación de la 1ª Comunión. Allí le dijeron que Dios era Padre, que cuidaba y se preocupaba de todos. Esto se lo dijo la niña a su padre, no creyente, y éste le respondió: ‘Pues si Dios es tu padre, que te dé él de comer’) ¡Que su nombre sólo sea usado para bendecir, para rogar, para agradecer!
- “Fíjate en el sábado para cumplirlo”. Ahora Jesús nos ha dejado el domingo. Día de descanso, día de entrega al Señor y a la familia; día de la santa Misa, día de mayor tiempo de oración, día de obras de misericordia, día de visita a enfermos. Como dicen los sociólogos: ‘Una religión que no se practica, desaparece’. Sí, desaparece de nuestra vida. Es como si la arrancáramos de nuestro ser.
- “Honra a tu padre y a tu madre”. Frente a tantas familias rotas. Frente a casas donde, más que hogares familiares, parecen pensiones donde se come, se ve la TV, se tiene la ropa limpia y cada uno va a su rollo. Este mandamiento nos pide trabajar por la unidad y el amor en la familia, orar para que nuestra familia sea como la Sgda. Familia de Nazaret. ¡Cuánto cambiarían las cosas si todos intentásemos amar más en nuestra familia!, pero sin convertirlo tampoco en un coto cerrado.
- “No matarás”. Se mata demasiado fácilmente en nuestra sociedad: a los cónyuges o a las parejas, ahora tantos muertos en Siria, abortos… Pero hay otras clases de asesinatos: el desprecio con que tratamos a los que nos caen mal, los insultos en la familia o fuera de ella (caso de discusión automovilística en que uno se paró y se puso a discutir con otro, y los demás conductores, que no podían pasar, les pitaban, daban voces y blasfe­maban contra los dos primeros). Esto también es matar.
- “No cometerás adulterio”. Antes se hablaba con mucha frecuencia del tema del sexo en las iglesias, ahora casi nunca. En este “no cometerás adulterio” se ha de englobar el sexto y el décimo mandamientos, es decir, la totalidad de la sexualidad humana. Se atenta contra estos mandamientos por la lujuria, la masturbación, la fornicación, la pornografía, la prostitución, la violación y el adulterio. Sobre esto último quisiera aclarar algunas ideas: * se da el adulterio cuando un hombre o mujer casados engañan a su cónyuge con otra persona. * Y, si se separan y se casan por lo civil o conviven maritalmente con otra persona, cometen adulterio, porque siguen vinculados por el primer matrimonio. * Y, si el cónyuge engañado o inocente de la ruptura matrimonial se va con otro o con otra, comete a su vez adulterio contra su matrimonio cristiano. Dios sigue siendo fiel a la palabra dada por los esposos y por Él mismo el día de su boda primera. * Cuando nosotros decimos: ‘Sí, debes rehacer tu vida’. En realidad, lo estamos empujando al adulterio. Si nos parecen duras estas palabras, más riguroso fue el mismo Jesús cuando dijo: “Habéis oído que se dijo: ‘no cometerás adulterio’. Pues yo os digo: ‘todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón” (Mt. 5, 27s).
- “No robarás”. Robar es apropiarse de lo que pertenece a otra persona o institución. Robar es no dar al otro lo que le pertenece (salario justo). Robar es no entrar/salir a la hora del centro de trabajo. Robar es no usar bien el tiempo que Dios me ha dado en favor de los demás. Robar es coger tijeras o tiritas o papeles en la empresa donde trabajo. Robar es… caso de las alfombras en Pryca.
- “No mentirás”. Mentimos por aparentar otra realidad. Mentimos porque hemos hecho un mal y para que no nos riñan. Nos justificamos demasiado con las mentiras piadosas. Estamos en la sociedad de la mentira y de la apariencia: no nos lo podemos permitir (económicamente hablando), pero vamos a este restaurante o celebramos la boda o 1ª Comunión con este cubierto, o cam­biamos de coche... No estamos en la verdad y la mentira nos atrapa como una tela de araña que, cuanto más nos movemos en la falsedad, más nos enreda y más difícil es salir de ella.
- “No codiciarás los bienes de tu prójimo”. Codicio y deseo el trabajo del otro, el novio-marido-novia-mujer-hijos-físico-carác­ter-ropa-coche-vacaciones-suerte-salud-juventud-etc. del otro Si me con­formara con lo que tengo, con lo que Dios me ha dado, con lo que soy y como soy… sería más feliz.

viernes, 2 de marzo de 2012

Domingo II Cuaresma (B)

4-3-2012 DOMINGO II CUARESMA (B)

Gn. 22, 1-2.9-13.15-18; Sal. 115; Rm. 8, 31b-34; Mc. 9, 2-10


Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

El domingo pasado por la noche, cuando ya había llegado al monasterio de Cóbreces (Cantabria) para hacer mis ejercicios espirituales anuales, me puse a preparar la homilía de este domingo II de Cuaresma. Lo primero que hago siempre para esto es leer las lecturas del domingo correspondiente. Al leer el evangelio, el lunes por la mañana, en el libro rojo (leccionario) ponía así en el inicio: “En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro…”, pero no era eso lo que yo había leído la noche anterior en mi Biblia, la que yo había llevado a los ejercicios. En ésta ponía esto otro: “Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro…”. E inmediatamente me pregunté: ‘¿Seis días después de qué?’ Y entonces leí los versículos anteriores y me encontré con el episodio en que Jesús narra a sus discípulos que Él iba a ser prendido por los judíos, que lo iban a maltratar y que iba a morir de mala manera. Y en aquel momento se le acerca Pedro, y apartándolo del grupo de los apóstoles, le increpa diciéndole que no diga nada de eso, que por qué está asustando a todo el grupo, que a Él no le va a pasar nada de eso… Y entonces Jesús le dice aquellas palabras tan duras: “¡Apártate de mi vista, Satanás! Tú piensas como los hombres y no como Dios”. Aquel episodio había dejado muy asustados a todos los discípulos. Nunca habían visto así a Jesús, ni les había dicho cosas semejantes: su próxima muerte, la bronca a Pedro, que apartarse de la muerte era cosa de Satanás y no de Dios. ¿Qué se le puede decir a un hombre que tiene cerca la muerte, que tiene miedo a la muerte, que sufre y padece la muerte de un ser querido? Podríamos hacer como Pedro: tratar de quitar hierro al asunto, aunque Jesús esto no se lo consintió.

El domingo por la tarde viajaba yo para el monasterio de Cóbreces (Cantabria) y paré en el pueblo de un amigo mío. Ambos estuvimos juntos en el Seminario de Oviedo y coincidimos en COU y en 1º de estudios eclesiásticos. Éramos inseparables y amigos íntimos. Luego él lo dejó y se metió a marinero, a patrón de un barco de pesca, que era en lo que trabajaba su padre. Él siguió la tradición familiar. Yo seguí en el Seminario. Siempre fuimos muy buenos amigos y teníamos bastante trato. Hace unos días él se cayó al mar y se ahogó. Este domingo pasado, de camino hacia Cóbreces, paré en su pueblo para ver a su familia. Lo que encontré allí fue horrible. Ya os lo podéis imaginar: mi amigo de 53 años muerto en la mar y sin aparecer el cuerpo. Me decía una hermana que el cuerpo puede aparecer hasta en Francia. Estábamos allí bastante gente para acompañar a su familia. ¿Qué se le puede decir a un hombre que tiene cerca la muerte, que tiene miedo a la muerte, que sufre y padece la muerte de un ser querido?

Es en estas circunstancias del pasado (seis días después de haber hablado Jesús de su muerte, de haber abroncado a Pedro, de haber asustado a sus discípulos) sucedió la Transfiguración del Señor en el monte Tabor; es en estas circunstancias del presente (la muerte y desaparición de mi amigo en la mar y el desconsuelo de su familia y de sus amigos) en que la Iglesia nos presenta hoy dicho hecho de la Transfiguración. Ya conocéis lo acaecido: Jesús se transfiguró en un ser de luz; a su lado estaban Moisés y Elías; Dios Padre habló y reconoció a Jesús como su Hijo querido y nos animó a escucharle y a acogerle en nuestro corazón y en nuestro espíritu. Los discípulos pasaron del susto por el anuncio de la muerte de Jesús y del desconcierto por la bronca de Jesús al asombro y a la alegría de una visión divina: “¡Qué bien estamos aquí!”

Pero, ¿qué quería Jesús decirles con esta Transfiguración suya?

- La muerte, el sufrimiento, el desconcierto, el desagradecimiento, la soledad, la duda y la incertidumbre forman parte del ser humano: *En demasiadas ocasiones escucho a la gente que se vuelve contra Dios porque le pasa algo malo: ‘¿Qué mal he hecho yo para que me suceda esto? ¿Por qué no les pasa a otros más malvados que yo?' *El otro día veía un programa de televisión en donde un psicólogo decía que es un error de la sociedad moderna occidental apartar a los niños de la muerte de sus seres queridos; la muerte forma parte de la vida humana y tenemos que enseñarla a nuestros niños. *Todo el mundo exige sus derechos, pero pocos están dispuestos a esforzarse por sus deberes. *Asimismo dicen los psicólogos que hoy la gente está mucho menos preparada para sufrir frustraciones o fracasos en la vida. *Hace un tiempo me contaron de un cardenal que era el responsable en Roma de las órdenes religiosas y recibía a los superiores generales de todo el mundo. De ellos recibía regalos, agasajos, buenas palabras… Tenía una vida llena de tareas y de visitas las ‘26 horas’ de cada día. Pero un buen día este cardenal cumplió los 80 años y fue jubilado y reemplazado por otro cardenal para cumplir sus funciones. Desde ese día dejó de ser llamado, visitado y regalado por la gente, salvo por tres personas. Y él se quejaba de todo esto. ¡Ay de nosotros si no estamos preparados para cuando ya no servimos, para cuando ya no podemos dar nada, para cuando ya no tenemos responsabilidades! ¡Qué difícil es y cómo nos cuesta a todos pasar a la segunda o a la tercera fila de la vida! Repito: las experiencias negativas forman parte de nuestra historia humana. Si no nos vienen antes, nos vendrán después. Si ahora tocan a los de lejos, pasado algún tiempo tocarán a los de cerca y a nosotros mismos. Mientras primero aceptemos esto, antes estaremos preparados para hacerles frente. Y Jesús quiso preparar a sus discípulos para cuando Él faltase o a Él lo matasen de mala manera.

- Con el episodio de su Transfiguración Jesús quiso animar a aquellos discípulos suyos y también a nosotros: ‘Nunca llovió que no parara; a la tormenta le sigue el sol’. La alegría, el gozo, la justicia, el reconocimiento, la satisfacción… también forman parte de la vida del hombre. Es cierto que Jesús va a morir, pero también lo es que Dios está de su parte. Es cierto que le llamarán mentiroso o se burlarán de Él, pero también lo es que Él ha dicho y dice siempre la verdad. Cuando Dios nos visite con su luz y con su fuerza, entonces nos daremos cuenta que mereció la pena esta vida. Sólo con Dios podremos decir, como Pedro: “¡Qué bien estamos aquí!” Sólo con Dios podremos decir la última frase que Sta. Clara de Asís pronunció antes de morir: “Te doy gracias, Señor, porque me has creado”.

- Para mí una de las claves del evangelio que acabamos de escuchar está en las últimas palabras de Jesús: No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”. ‘Si contáis esto antes de mi resurrección, no os van a creer. Dirán que estáis bebidos, que habéis tenido visiones, que tenéis que ir al psiquiatra… Sólo cuando yo haya muerto, y sólo cuando yo haya resucitado y vuelto a la vida de entre los muertos, podréis contar lo que hoy habéis visto: esta Transfiguración y la voz de mi Padre Dios. Pues tan cierto es que voy a ser asesinado y que os quedaréis solos como que me habéis visto al lado de Moisés y de Elías. Y, si estas dos cosas son ciertas, también lo es que yo voy a resucitar de entre los muertos. Y lo mismo que yo resucitaré, también lo hará el amigo ahogado en la mar y todas las personas que han muerto antes que él e igualmente aquellas que mueran después de él’.