jueves, 26 de abril de 2012

Domingo IV Pascua (B)


29-4-2012                               DOMINGO IV DE PASCUA (B)
                                                                 Hch. 4, 8-12; Sal. 117; 1 Jn. 3, 1-2; Jn. 10, 11-18
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
            Celebramos hoy el domingo IV de Pascua y también el domingo del Buen Pastor, es decir, de Jesucristo.
            - Hace unos años leí la historia de las últimas horas de vida de un misionero en África. Creo que era un misionero italiano. Él tenía unos 40 años y atendía desde hacía 10 años un territorio bastante grande. Tenía su casa en el poblado principal y desde allí se trasladaba a otros poblados más pequeños para celebrarles los sacramentos, para reunir y hablar con los catequistas, para anunciar la Palabra de Dios, para llevar consuelo, para llevar medicinas o alimentos, para conseguir materiales y que se pudieran hacer pozos de agua y así la gente no tuviera que desplazarse kilómetros y kilómetros hasta el río o hasta un pequeño lago en búsqueda de agua. Normalmente este misionero se desplazaba en una moto. Era más cómodo para él y, además, le gustaban mucho las motos. Se la habían comprado en Italia para poder anunciar a Jesucristo.
            Un día este misionero se trasladaba de un poblado a otro para celebrar la Eucaristía. Al pasar al lado de un bosque oyó unos gritos de mujer y pensó que una fiera pudiera estar atacando a esa mujer. Paró la moto, se bajó de ella y se acercó hasta el lugar de donde salían los gritos. Se encontró con una mujer que estaba efectivamente en peligro, pero no porque la estuviera atacando una fiera, sino porque la atacaban varias fieras. Eran fieras de dos patas. Eran hombres, eran bandidos. Estaban armados y robaban donde podían. Se habían encontrado con aquella mujer en el lindero del bosque a donde había ido a recoger leña, la había cogido a la fuerza, la habían llevado al interior del bosque, la estaban desnudando e iban a violarla. El misionero, al ver la escena, les recriminó su mala acción. Entonces los bandidos dejaron a la mujer, la cual escapó medio desnuda, y fueron hacia el misionero. Lo cogieron y le acercaron a un árbol; con un machete le hicieron unas incisiones en los brazos y en las piernas y, a través de aquellas incisiones, le metieron unas lianas, a modo de cuerdas, y lo ataron al árbol. El sufrimiento era horrible y el misionero se estaba desangrando. Luego los bandidos con los machetes le hicieron cortes por todo el cuerpo hasta que lo mataron. Después se marcharon. Al poco tiempo llegaron hombres del poblado más cercano, a donde había ido la mujer, pero ya era demasiado tarde. El misionero estaba muerto y los bandidos habían huido.
            En ese misionero italiano se cumplió el evangelio que acabamos de escuchar hace un momento: “Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado […] ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas”. Jesús dijo: “Yo doy mi vida por las ovejas”.
            Sin embargo, no podemos decir que este misionero dio la vida por las ovejas solamente en aquel bosque y al querer salvar a aquella mujer. NO. 1) Él dio la vida ya al dejar Italia y una vida más cómoda. 2) Dio ya la vida en los caminos que recorría llenos de fieras salvajes, con peligro de que se le estropeara la moto quedando en medio de la sabana africana y que no pudiera escapar de las fieras. 3) Dio ya la vida al renunciar a su cultura, a los alimentos habituales de su infancia y tener que comer cucarachas fritas, hormigas fritas, serpientes cocinadas, comidas en las que no se cuidaba la higiene, beber aguas sacadas de donde bebían los animales y las revolvían con sus pezuñas, o beber de donde defecaban hombres y animales, o beber de donde había animales muertos. 4) Dio ya la vida al tener que dormir en el suelo de cabañas de paja con las familias que le acogían y en donde dormían a la vez los padres, los abuelos, los hijos, los animales y todo esto sin higiene. 5) Sí, este misionero italiano dio ya la vida por Jesucristo y por aquellos hermanos de Jesucristo mucho antes de morir en el árbol.
            - El evangelio de hoy nos habla del Buen Pastor y de los asalariados; nos habla de los buenos pastores y de los asalariados. El evangelio nos da una serie de características para saber reconocer a unos y a otros. Vamos a mirar en nuestra realidad para descubrir a unos y a otros:
1) El buen pastor pasa horas en oración ante el sagrario por la noche o recién amanecido a fin de imbuirse de Dios y de hacerse uno con Cristo. El asalariado pasa horas ante el ordenador con Internet para satisfacer sus aficiones y gustos, para sí, y ese tiempo se lo quita a Dios y a sus feligreses. “Y es que al asalariado no le importan las ovejas”.
2) El buen pastor lee, estudia y se prepara para alimentar y orientar a los fieles que Dios le encomendó. El asalariado se pasa gran parte de la noche con películas o Internet y se levanta a media mañana o para comer, y quizás su primer trabajo en el día sea la Misa de 7 de la tarde. “Y es que al asalariado no le importan las ovejas”.
3) El buen pastor está cerca de sus feligreses, los visita, los acoge y les escucha. Recuerdo que en los años que estuve en Alemania con emigrantes españoles conocí la historia de algunos sacerdotes, que eran párrocos de algún pueblo en España en la década de 1960. Por aquel tiempo, ante las graves dificultades económicas y laborales por las que pasaba España hubo pueblos enteros que emigraron a Alemania, o a Francia, o a Suiza para trabajar, y aquellos sacerdotes, en vez de pedir traslado a su obispo para irse a otra parroquia de la diócesis, se fueron para Alemania, para Francia, para Suiza junto con sus feligreses. El asalariado celebra la última Misa a mediodía del domingo en las parroquias de montaña que tiene encomendadas y luego se escapa para casa de sus padres, o para Gijón, o para Avilés, o para Oviedo. Y allí estará hasta la tarde del viernes en que regresará a sus parroquias para “decir” las Misas del fin de semana. El asalariado “dirá” las Misas de Navidad el 23 de diciembre en sus parroquias para luego poder irse para casa de sus familiares y celebrar las Navidades con ellos, pues “siempre celebró estas fiestas en familia”. “Y es que al asalariado no le importan las ovejas”.
4) Podemos ir diciendo muchas más cosas de unos y de otros, pero vamos a dejarlo por hoy aquí.
Pidamos al Señor por todos los pastores de su Santa Iglesia. Pidamos que nos convierta a todos los pastores que somos asalariados en buenos pastores siguiendo el ejemplo de Jesús, el Buen Pastor por excelencia.

13 comentarios:

  1. Ayer al llagar a casa, lo primero que hice fue, abrí el correo, por ver si Andrés nos había mandado la homilía, y si, ya estaba aquí, y me encontré con un correo de una amiga de Galicia, que decía: ‘La homilía de Andrés del pasado domingo muy, muy buena. Dile que esta haciendo mucho bien con sus homilías’. Sabes una cosa, Fina, muchas gracias por tus palabras, yo también digo lo mismo que tú, lo sé por experiencia, personas que no tienen Internet, si un día les regalo una homilía, ya tengo cliente fijo, pera la próxima vez mandas un comentario al Blog y se lo dices tú ¡serás muy bien recibida! Te esperamos.

    Aquí tenemos un buen pastor, ojalá estemos presto a escuchar y abrir nuestro corazón a todo aquello que Jesús nos va transmitiendo por medio de su palabra, de su buen hacer, ya que, pone todos sus carismas, totalmente al servicio de todos y de cada una de las personas en particular, que se quiera acercar a él para que le acompañe en su fe.

    Hoy al empezar ha leer la homilía y ver la historia tan penosa, que nos cuentas, del misionero Italiano, me quedé paralizada, hasta que punto el ser humano puede llegar a cometer tales monstruosidades, al reaccionar pensé en el relato de la creación (Ge 1-2) y “vio Dios que era bueno” y “creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó...” ¡Ay Señor! en que nos hemos convertido, Padre nuestro, ten misericordia de nosotros,

    Para los cristianos Jesús es y ha de ser el centro de nuestra vida, el referente de nuestra misión y de nuestra actuación. Y tenemos el evangelio que nos muestra quien es Jesús y como se relaciona con el Padre y con los hermanos. Podemos seguirlo y vivir de acuerdo con sus principios y valores, con su manera de acercarse a las personas y a sus situaciones. Por eso es tan importante leer y releer el evangelio y preguntarnos si nos vamos identificando con esos valores de Jesús, si dejamos iluminar nuestra vida con la luz de sus gestos y palabras.

    Un abrazo para todos, feliz semana.

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  2. -"Hay una antigua historia acerca de un gran orador que viajaba por América del Sur recitando varios trozos de literatura famosa. Con brillante inflexión y voz suave él recitó a Shakespeare, Wordsworth, Lord Byron, y otros grandes escritores. Al final de cada programa, él preguntaba si alguien tenía algún poema o porción de La Biblia que le gustaría escuchar.
    Una noche una dama le pidió que recitara el Salmo 23. El gran orador comenzó elocuentemente: “El Señor es mi pastor, nada me faltará...”. cuando había terminado, la concurrencia aplaudió con delirio y pidió repetición. Nuevamente, con magnífico tono el orador enunció las palabras del inspirador salmo.
    Nuevamente la concurrencia aplaudió con delirio. Sin embargo, esta vez el orador dijo: “Esta noche mi pastor está conmigo, aunque por muchos años él ha estado jubilado, deseo que venga y recite el Salmo 23”.
    Atrás, en el auditorio un anciano se levantó con dificultad y caminó por el pasillo, afirmado sobre su bastón. Su cabello era blanco y su rostro arrugado por los desvelos de muchos años. Le ayudaron a subir a la plataforma, se paró detrás del estrado y con voz llena de emoción comenzó: “El Señor es mi pastor, nada me faltará...”. Cuando hubo terminado, el público no aplaudió. Más bien se sintió un silencio reverente en el auditorio.
    Muchos lloraban y los presentes fueron notablemente impactados por las majestuosas palabras del gran salmo.
    Después de un silencio embarazoso, el gran orador se levantó y dijo: “Damas y Caballeros, ¿saben ustedes la razón por la cual cuando recité el Salmo 23 ustedes aplaudieron, pero cuando él recitó el mismo Salmo ustedes oraron? La razón es que, yo conozco el Salmo, pero él conoce al Pastor”.-
    Terminada la historia/anécdota, que quería compartir con vosotros y me ha costado encontrar..pienso que este es el quid de la cuestión de los pastores que no ejercen con solicitud su labor, su vocación: NO CONOCEN AL PASTOR. No solo me refiero al pastoreo de los sacerdotes, sino también al de los padres, jefes, maestros..quienes tenemos bajo nuestra responsabilidad personas que se fían de nosotros y de quienes somos responsables.Si tuviéramos presentes siempre al Buen Pastor, a ese que sigue dando Su Vida por nosotros, desde el Sagrario, los Sacramentos,esperándonos para encontrarse con nosotros en la oración,entonces "otro gallo nos cantaría". ¿o no? O bien, como diría alguien que conozco: Así va España.

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  3. El buen pastor, !qué difícil es ser buen pastor y atender a todas las ovejas por igual! !Cuanto nos cuesta atnder o preocuparnos por las personas de las que somos responsables pero a las que no amamos como deberíamos! Yo también soy un pastor asalariado con mis alumnos, con parte de mi familia, con mis amigos,... Sólo me preocupa la familia más cercana, y mis aficciones, y el dinero,... y olvido que debo intentar acercarme un poco a la forma de ser que Jesús nos ha enseñado. Perdón Señor y ayúdanos a parecernos un poco a Ti como Buen Pastor.

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  4. Paloma, la de Madrid29 de abril de 2012, 23:48

    Sí, la homilía es fuerte. Pero también es cierto que Andrés nos está hablando de una realidad, que, desgraciadamente, se da a menudo entre los pastores de la Iglesia de Jesucristo.

    Y yo prefiero escuchar estas denuncias cuando provienen de alguien que, por estar dentro, sabe de lo que habla. Es mejor que oír comentarios ignorantes y despectivos sobre el clero y los católicos, simplemente por poseer una ideología contraria a esta fe, sin saber -en la mayoría de los casos- de lo que se está hablando.

    El combatir actitudes nefastas desde dentro es muy arriesgado, qué duda cabe; pero es lo más honesto. Y también es la única forma de defender a la verdadera Iglesia, la que fundó Jesucristo. El callar lo negativo supone una complicidad, que es lo que ha decepcionado siempre a tantos católicos que han terminado por abandonar su religión. Y eso, no deja de ser una gran responsabilidad para los que ven y callan, aunque ellos no sean partícipes de tales actitudes negativas...

    Con esta homilía, Andrés hace un gran bien a los que todavía confiamos en la Iglesia Católica. Porque, aunque seamos ovejas, no somos borregos; y Dios nos ha creado con una inteligencia y una capacidad de discernimiento que tenemos la obligación de utilizar. Y si vemos que hay alguien que comprende nuestras decepciones y nuestra reprobación, nos sentiremos con más ganas de seguir luchando por esta Iglesia que amamos, sin que, al darnos por vencidos, terminemos por meter a todos en el mismo paquete...

    Andrés también se incluye en su denuncia. El sabrá por qué. Y no se trata de juzgar si merece o no incluirse entre los asalariados. La cuestión es otra. La verdadera cuestión consiste en la humildad, en la lucha por la humildad de los que componemos esa Iglesia heredada hace tanto tiempo y que tan contradictoria ha resultado ser a veces. Y cuando digo humildad me refiero a transparencia (palabra que los políticos han puesto de moda). Transparencia en la interpretación de la Palabra, que tanto se adorna a veces, hasta perder su significado original, para caer en la manipulación del que la emplea mal...

    La Palabra es siempre clara y habla al corazón. No hace falta ponerle borlas ni rebordes. Está viva. Y también puede denunciar.

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  5. Andrés, hoy en la misa si me has hecho llorar aunque me tuve que contener. No entiendo por qué dices que eres un asalariado, no estoy de acuerdo. Para mí y para muchos no eres un asalariado al que no le importan las ovejas, todo lo contrario, sí te importan las ovejas, de una manera o de otra llegas a todas. Pido a Dios que te de fuerzas y ánimo para llevar a cabo lo que Él te pida, con salud.

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  6. Andrés, enhorabuena por ese examen de conciencia público. Se puede decir que los tienes bien puestos;estupendamente bien puestos esos CRITERIOS QUE TE CARACTERIZAN COMO HOMBRE, COMO SACERDOTE Y COMO LÍDER ESPIRITUAL.
    Me siento orgulloso de compartir tu amistad y tu bendición.

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  7. Me gustó mucho la historia que contó Pepitina.
    En ocasiones, en mi casa, busco un momento de silencio para escuchar alguna homilía de Andrés que me haya gustado especialmente, o que en ese momento necesite oir. Aunque algunas de esas homilías ya las conozco, me siguen impactando, especialmente cuando Andrés recita algun texto o alguna oración. Cuando terminan, quedo un buen rato en silencio, y a veces lloro.
    Claro, éso es porque yo conozco las homilías, pero Andrés conoce al Pastor.
    Un abrazo.

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  8. EL BUEN PASTOR.
    Es cierto, es una homilía muy dura y crítica; pero lo triste es que tiene toda la razón, porque esto el rebaño lo nota; no somos borregos, somos ovejas necesitadas de ese pastor que nos lleve hacia verdes pastos, nos defienda de los "lobos" que nos rondan hambrientos, y sepa curar nuestras heridas, cuando "caemos".
    Es triste y muy difícil para las ovejas caminar solas, sin nadie que les marque el camino, y vaya delante, no tener a quien acudir cuando se encuentran en apuros.
    Nos dice Jesús en el evangelio: Yo soy el buen pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen.
    En la escritura la palabra conocer, creo que quiere decir, amar. Por tanto Jesús nos está diciendo que NOS AMA, y que las suyas también LE AMAN A ÉL.
    Creo que este es el quid de la cuestión, conocer a Jesucristo, haber tenido un encuentro personal con El, y mantenerse unido a El a través de la oración, los sacramentos, "para no olvidarnos del amor primero".
    Esto nos viene bien a todos, pero yo hoy se lo digo a los pastores de la Santa Madre Iglesia; porque creo que muchos han perdido la ilusión que sin duda tenían el día en que fueron ordenados; los asalariados sin duda no encuentran tiempo para estar ante el sagrario, quizá se olvidan de tener largas "charlas" con el auténtico Pastor, que es el único que puede enseñarles y ayudarles en su misión.
    Creo que D. Andrés ha sido muy valiente al "denunciar" esta situación, y yo le pido a Dios que, no sirva para juicios y acusaciones, mas al contrario para hacer reflexionar a cada uno sobre cual es su situación; Pastor o asalariado.
    "Aunque camine por valle oscuro nada temo porque tu vas conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan"
    BENDITO SEA DIOS

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  9. Dura lex, sed lex. Duras palabras, pero ciertas. Autoexamen para todos; también para los que no somos curas. Somos cristianos asalariados; de los de ir nada más que a misa?; o somos cristianos todos los días del año, de principios, de conducta, de actitud?. El que esté libre de pecado..., que le tire la primera piedra a D. Andrés.

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  10. D. Andres, tienes muy bien amueblada la cabeza, un corazón potente y una visión de la Iglesia muy amplia.

    Qué buen vasallo si tuviere buen señor!!. En tu caso, eres buen vasallo, eres un buen cura; y tienes un Gran Señor de tu parte.

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  11. Muchas gracias Andrés, por el repaso y el examen de conciencia, que al escucharte el domingo, me has hecho despertar y ver cual es mi lugar ‘como asalariado’. ‘Porque nosotros los cristianos de a pie, que seguimos a Jesús, somos o debemos ser, pastores y referentes para los demás. Porque ser pastor, no consiste en ir a misa el domingo y se acabó, ser pastor quiere decir ser responsable del hermano y de los hermanos. Los padres, los catequistas, los educadores, los profesores, los religiosos, los que hacen de hermano mayor, los que van delante de tantas iniciativas sociales, culturales... Todos, pues, somos también pastores. No para nuestro provecho, sino para acompañar, hacer crecer, servir, curar, animar, sostener al otro y a los demás. El pastor auténtico sabe valorar los carismas de los demás y los pone al servicio del bien común. Ser pastor es poner todas nuestras cualidades al servicio de la comunidad y de cada una de las personas’.
    De esto sabes tú un montón y también lo sabemos, los que tenemos la gran suerte de haberte encontrado para que nos acompañes en nuestro caminar. Nuestra Iglesia necesita de pastores valientes como tú, que no se arruguen, que llamar a las cosas por su nombre, ojalá sepamos sacar buen provecho de todo esto.
    Animo y adelante, el Buen Pastor seguro que está orgulloso de ti y nosotros también.Que dios te bendiga.

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  12. Querido D. Andrés, yo soy un asalariado más, que le agradece la valentía de poner las cosas del Señor claras para todos. Todos podemos ser Buenos Pastores o meros asalariados, pero conviene que alguien como Vd. nos recuerde la línea divisoria que hay entre unos y otros. El Buen Pastor conoce como nadie las palabras "compromiso", "generosidad" "disponibilidad", "trabajo", "humildad", "amor", todas nos dan la semblanza de un buen cuidador, de un buen pastor y estos términos nos valen para todos. Unos pastoreamos en nuestras casas, en nuestros trabajos, otros en sus Parroquias, en sus comunidades, pero todos tenemos la obligación de sembrar amor y bien en nuestros semejantes en el nombre de Dios que nos creó para ello, cuando nos convertimos en "asalariados" pasamos a ser muebles, cachivaches de la vida en este mundo tan complicado, perdemos nuestra verdadera esencia y nos convertimos en borregos.

    Le admiro por su valentía al hablar tan claro, entiendo que esta regañina es para todos, no solo para la curia, aquí TODOS ponemos nuestro granito de arena, pero en el seno de la Iglesia hay que esmerarse de forma especial, un Buen Pastor Sacerdote conduce el rebaño del Señor a buen término siempre, un mal Pastor dispersa el rebaño y será muy díficil volver a reunirlo, las ovejas heridas no vuelven al redil, o lo hacen muy tarde, desperdiciando una parte importántísima de su vida.

    Querido D. Andrés, puede Vd. sentirse tranquilo, sus ovejas le queremos y le seguimos con plena confianza, cada Domingo, nos conduce por bellos campos de hierba fresca y nos alimenta con esa Palabra viva de Jesús, que de forma actualizada llega a nuestros corazones, como niños, estamos esperando que nos cuente esas preciosas y emotivas historias de santos, de mártires, de la vida en general, que nos sitúan en una realidad que probablemente antes no veíamos, al menos yo.

    Que el Señor le bendiga.
    Un fuerte abrazo para todos.
    Aloya

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  13. Querido D. Andrés, homilía fuerte para quien se dé por aludido , yo te puedo decir que para mí fue una más de ese don que Dios te dio para transmitir la Verdad. Hacen daño, sí, pero cuando uno no tiene la conciencia tranquila, otras cosas peores y que no tienen nada que ver con la Palabra de Dios se escuchan y discuten. No la vi referida solo a los sacerdtes sino que me la "empapé" para mí, ya te digo como una más.

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