20-5-2012 DOMINGO DE LA ASCENSION (B)
Queridos hermanos:
Dice
el evangelio que Jesús, antes de su ascensión al cielo, dio estas instrucciones
a sus discípulos: “ld al mundo entero y
proclamad el Evangelio a toda la creación”. En la homilía de hoy no
quisiera profundizar en estas palabras y su significado para los discípulos de
Jesús misioneros, ni para los discípulos de Jesús sacerdotes, ni para los
discípulos de Jesús monjas o religiosas, ni para los discípulos de Jesús
catequistas en las parroquias, ni para los discípulos de Jesús voluntarios de
Caritas…, sino para los discípulos de
Jesús que estáis ahora sentados en los bancos de la Catedral o en los bancos de
una parroquia cualquiera. Mi labor
hoy será tratar de ayudaros a vosotros a que llevéis a la práctica este mandato
que Jesús os renueva en este día de su Ascensión a los cielos. Vamos a
hacer un planteamiento de toda la cuestión en la que iremos dando un paso tras
otro o subiendo un peldaño tras otro:
Primer peldaño: Jesús estuvo tres años
entre nosotros predicando el Evangelio de su Padre Dios y enseñándonos dónde
estábamos, hacia dónde teníamos que caminar, cómo teníamos que avanzar y con
quién podíamos hacer este avance. Al término de esos años, Jesús, muerto y
resucitado, vuelve al Reino de Dios con su Padre.
Segundo peldaño: Jesús retorna con su
Padre y nosotros nos quedamos aquí, en la tierra, en nuestra realidad
cotidiana. ¿Qué tenemos que hacer aquellos que nos confesamos discípulos de
Jesucristo? ¿Cuál es nuestra tarea? Nos la dice Jesús: “ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”.
Tercer peldaño: Pero ¿de qué manera puedo yo realizar esa tarea
evangelizadora…, yo que no soy ni seré misionero en África o América o Asia, yo
que no soy ni seré sacerdote, yo que no soy ni seré monja o religiosa, yo que
no soy ni seré catequista, yo que no soy ni seré voluntario de Caritas, yo que
vivo en medio de mi familia, con mi trabajo o en paro y que vengo a Misa los
domingos? ¿Cómo puedo ir al mundo entero sin moverme de Oviedo y cómo puedo
anunciar el Evangelio a todos los hombres que me rodean?
Cuarto peldaño: Tengo que dar por
supuesto lo que os he predicado en estos domingos anteriores: la necesidad de
una experiencia personal de Dios (domingo II de Pascua), que Jesús mismo nos
haya abierto el entendimiento para comprender las Escrituras (domingo III de
Pascua), haber percibido claramente en nuestra vida a Jesús como Buen Pastor y
no como asalariado, pues Él ha dado y da su vida por nosotros (domingo IV de
Pascua), sentir cómo nuestro Padre Dios nos va podando: cortando lo que sobra y
corrigiendo en lo que es necesario (domingo V de Pascua), y cómo vamos
practicando en nuestra vida diaria ese mandato de Jesús de amarnos los unos a
los otros como Él nos ha amado (domingo VI de Pascua). Digo que doy por supuesto todo esto, porque, si todo ello no ha
acontecido ni sucede en nuestras vidas, entonces… nada tenemos que decir a los
demás o, aunque lo digamos, nuestras palabras no serán creíbles.
Quinto peldaño: Observar la realidad que nos rodea: El domingo pasado estuve en una
1ª Comunión a la que fui invitado. En la comida posterior participaba un
familiar que manifestó en un momento concreto, con gestos y con palabras, lo
lejos que le quedaba todo lo de la fe, lo de Dios, lo de la Iglesia, lo de los
curas… Y yo me pregunté entonces cómo abrir el corazón de aquella persona para
que recibiera en su interior a Jesús y su Evangelio.
Durante
la Misa de la 1ª Comunión a la que había asistido previamente miraba para los
niños, y también miraba a los padres y familiares. Sabéis que en una Misa de 1ª
Comunión hay mucho ruido, poco espacio para el recogimiento y supongo que
muchos estarán simplemente asistiendo a un acto social. No obstante, hubo tres
cosas que me llamaron la atención: -En una pantalla se ponía la letra de las
canciones y mucha gente cantaba, incluso entre los familiares que había acudido
sólo para ese día, es decir, se participaba. –Estaba todo muy bien preparado y se
veía que había habido muchas horas y dedicación por parte de los niños, de los
catequistas, de los padres y del párroco, y eso se notaba a lo largo de toda la
Misa. –Me fijé especialmente en un padre, de unos 35 años, el cual vivía con
auténtica fe y entrega la Misa y la 1ª Comunión de su hija, y en su rostro
percibí que se sentía tocado por Dios: creía en lo que cantaba, creía en lo que
rezaba, creía lo que veían sus ojos: una comunidad unida en la misma fe en
Jesús... Y me acordé de unas palabras que me dijo el párroco minutos antes de
empezar la ceremonia: algunos padres había llevado a sus hijos allí porque
“tocaba”, pero ellos se habían sentido “tocados” por la mano de Dios a través
de la acción de sus hijos, de los catequistas, del sacerdote y esto les había
servido para retomar una vida de fe que tenían bastante abandonada. ¿Qué
quedará de todo ello al cabo de unos meses? No lo sé; lo sabe Dios y eso basta.
Sexto peldaño: Repito: ¿De qué manera puedo yo realizar la tarea
evangelizadora que Jesús me encomendó antes de subir al cielo? ¿Cómo puedo ir
al mundo entero sin moverme de Oviedo y cómo puedo anunciar el Evangelio a
todos los hombres que me rodean? Aquí van algunas ideas:
+Cuando
el domingo pasado el familiar aquel “saltó” en diciendo algo contra la fe,
contra la Iglesia… la madre de la niña que hacía la 1ª Comunión no se calló y
no me dio opción a que yo dijera nada. Ella
misma contestó de modo sencillo y natural contando su experiencia de fe. Al
final, quedó claro que cada uno tiene su opinión y su opción de vida, que es
tan respetable una como la otra.
+El
lunes pasado leía un artículo del periodista Esteban Greciet, el cual como
católico que es expuso su fe en la Iglesia desde el respeto y desde la verdad,
al menos, desde unos datos objetivos que no siempre sale en los medios de
comunicación.
+El discípulo de Jesús ha de hablar sin
miedos ni complejos de lo que vive en su interior, de sus convicciones y
experiencias, y esto lo hará en la familia, en el trabajo, en el bar, en las
fiestas, en la alegría, en la enfermedad, en la muerte…
+El anuncio que ha de hacer todo discípulo de Jesús no es ni nunca ha de
ser una imposición; es un ofrecimiento. Quien lo escucha es libre de
aceptarlo o no. Si Dios no se impone a nadie, tampoco nosotros debemos de
imponerlo. Pero el anuncio no es sólo con palabras, sino también con el
testimonio de nuestra vida de cristianos. Ya que, si la única diferencia entre
el discípulo de Jesús y el que no lo es, consiste en que el primero viene a
Misa y confiesa por Pascua florida, que por otra parte es indispensable
hacerlo, dicha diferencia es mínima.
Séptimo
peldaño: En realidad, no somos nosotros quienes hemos de realizar el
mandato de Jesús, sino que será el Espíritu Santo quien nos sugerirá lo que en
cada momento hemos de hacer para proclamar, de palabra y de obra, “el Evangelio a toda la creación”.
La fiesta de la Ascensión nos hace dar cuenta de que no podemos perder el norte de nuestra vida, y que muchas cosas están por hacer y por construir, y que nosotros tenemos en ello una gran responsabilidad, no valen excusas. No podemos decir que lo hagan los demás, los que tienen más autoridad, más saber y poder. Hay compromisos y decisiones que están a nuestro alcance, y si yo no las hago quedarán sin hacer. Aunque tantas veces nos parezca que no sirve para nada, hemos de sembrar allí donde el Espíritu nos de a entender, ahora es nuestro tiempo. Los padres de los niños de 1ª Comunión, que tú nos comentas Andrés, llevaron a sus hijos allí porque “tocaba”, pero ellos se habían sentido “tocados” por la mano de Dios.
ResponderEliminar‘Jesús sigue estando con nosotros. No ha desaparecido. No podemos quedarnos distraídos mirando al cielo. “Galileos. ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?” Los apóstoles continuaron el trabajo de Jesús, seguro que no le fue nada fácil, pero a pesar de todas las dificultades cumplieron el encargo de Jesús. Fueron a predicar el evangelio a todas partes, y Marcos añade: “Y el Señor cooperaba” No estamos solos. No podemos sentirnos solos. Tenemos una comunidad, un solo bautismo, una sola fe, y tenemos al Padre, que no quiere que nos perdamos, que nos toma de la mano, “que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo” ¿De que podemos tener miedo? ¿Qué nos puede dañar si tenemos la fuerza de su amor? El Señor volverá. Él vuelve cada día. Y cada vez que celebramos la eucaristía se hace presente, nos alimenta y nos envía.’
Cada creyente sigue repitiendo todo esto que celebramos hoy. Contempla el cielo, en él confiesa a Jesús sentado a la derecha del Padre, y desde allí recibe el Espíritu para poder ser testimonio de Jesús “hasta los confines del mundo”.
Mientras tanto, en cada Eucaristía, celebramos su presencia esperamos su retorno, de la manera que acabamos de contemplar que se iba al cielo.
Feliz fiesta de la Ascensión la fiesta de la esperanza.
Que hermosa tu homilia .. que y bello lo que escribe Anonimo ¡¡¡ "Jesus sigue estando con nosotros " ....ya lo creo que si ¡¡¡ Sabes todos los dias cierro mis ojos y con profundo sentimiento pido al Espiritu Santo que este en mi corazon .. pues se que si El esta conmigo yo estare bien y sobre todo sere mejor persona... que guiara mis pasos
ResponderEliminarCada vez que canto ...la cancion Espiritu Santo ven .. se me llenan los ojos de lagrimas pues siento que El
viene a mi ¡¡
Dice esta letar ¡¡ es bellisima es del Padre Eduardo Meana
Espiritu Santo ven ¡¡¡
Si tú no vienes Nos faltarán las alas para la plegaria Desgastaremos el silencio y las palabras Si en lo escondido tu voz no clama Si tú no vienes Será imposible el abrazo del reencuentro Con el hermano que la ofensa puso lejos Si tú no enciendes de nuevo el fuego Pero si vienes a recrearnos Y como un soplo da vida al barro Como un artista irás plasmando Un rostro nuevo de hijos y hermanos Por eso ven… Si tú no vienes Olvidaremos la esperanza que llevamos Sucumbiremos al desánimo y al llanto Si tú no vienes a consolarnos Si tú no vienes Evitaremos el camino aconsejado Por el Señor de las espinas y el calvario Si tú no vienes a recordarlo Pero si vienes a sostenernos Y nos conduces como un maestro En nuestra carne se irá escribiendo Cada palabra del Evangelio Por eso ven… Si tú no vienes Nuestra mirada será ciega ante tus rastros La poca fe dominará lo cotidiano Si no nos donas el ser más sabios
Buena semana para todos amigos ¡¡¡ lenas del Espiritu del Señor ¡¡¡
DAR VIGOR Y RELEVANCIA AL CONJUNTO
ResponderEliminarASCENSIÓN-PENTECOSTÉS
La pascua conduce hacia estos dos domingos que son la culminación de la cincuentena. Y encaminar la mirada del tiempo pascual hacia estos dos días será una forma de mantener la intensidad celebrativa que la Pascua.
La Ascensión nos hace contemplar a Jesús, al que ha muerto por amor, viviendo la vida de Dios para siempre; lo que significa que la condición humana, llena del amor entregado por Jesús, está llamada a compartir también esta vida: ser persona humana es poseer ya una semilla de divinidad; ¡cualquier persona humana, por “diferente” o antipática que sea, ya es divina!
Y Pentecostés nos hace contemplar nuestra vida, y nuestra comunidad-Iglesia, y nuestro mundo, llenos del mismo Espíritu de Jesús, para poder vivir como él y poder caminar hacia él. Pentecostés, la “Pascua Granada”, la Pascua de los frutos, nos invita a celebrar que la Pascua no termina en Jesús, sino que continua en nosotros para siempre, hasta la parusía.
La Ascensión y Pentecostés son las consecuencias, los “resultados”de la Pascua. De manera que en estos días se debería retomar el crescendo pascual y dedicar nuevas energías de culminación a lo que iniciamos el Miercoles de Ceniza: el ciclo salvador de la muerte y resurrección de Jesucristo. Y ello debería notarse tanto en la intensidad de nuestras celebraciones, como en los complementos de encuentro festivo. (Josep Lligadas)
La Ascensión del Señor.
ResponderEliminarJesucristo, transcurridos cuarenta días de su resurrección regresa al Padre de donde salió.
Es esta una fiesta que a mi siempre me gustó, quizás porque es el día de mi onomástica; día de comuniones, creo que tanto yo como mis hermanos, así como mis hijas y sobrinos, y también los nietos, han recibido su primera comunión, un día de la ascensión; por tanto siempre fue un día importante; no obstante yo me veía reflejada en aquellos discípulos que se quedan mirando al cielo con tristeza; por eso no entendía bien, que los ángeles les reprochasen aquella actitud. ¡Como no estar tristes, cuando el maestro que había resucitado y estaba nuevamente con ellos, vuelve a marcharse!
Jesús les había dicho: Os conviene que Yo me vaya, (...) os enviaré el Paráclito, el Espíritu consolador, El os lo explicará todo.
Antes de marcharse habla con sus discípulos una vez mas, para recordarles la misión para la cual les había estado preparando durante tres años: Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación. Ese mismo encargo nos hace a cada uno de nosotros, sus discípulos.
Ciertamente en los domingos anteriores, nos has estado predicando y preparando para este momento.
Yo pensaba que, si hemos tenido esa experiencia personal con el Señor; si frecuentamos la lectura de la biblia, y comprendemos lo que el Señor nos dice a través de su palabra; Si somos capaces de ver a Jesús como el Buen Pastor, que no asalariado, que da su vida por las ovejas; si también somos conscientes de que el Señor nos corrige, nos poda, nos quita aquello que impide nuestro crecimiento y por consiguiente, que demos fruto; y si hemos comprovado que en nosotros se da ese mandato del Padre: Amáos los unos a los otros como yo os he amado, yo me atrevo a decir que, todo lo demás se nos dará por añadidura, porque será el fruto de todo lo anterior; en nosotros crecerá la necesidad de dar testimonio de nuestra fe, como causa primera de nuestra forma de vivir.
Otra cosa es que, nos veamos incapaces de realizar todo esto nosotros, recordemos lo que nos dijo el Maestro: Sin mi no podéis hacer nada. Es decir, todo es gracia, todo es don; y como entonces podemos conseguir esto? mediante la oración, no hay otro medio, orar, orar , orar, pegarnos a Jesucristo, rogarle que nos conceda su gracia y su Espíritu Santo, que será el encargado de llevar a cabo esta obra en nosotros. Es El por tanto quien lo realiza, quién nos mostrará el momento y el modo de hacerlo, para mayor gloria de Dios. Abramos pues las puertas de par en par, para que Él tome posesión de nosotros, y dejemosle ser Dios en nuestra vida, no olvidando que, es necesaria la oración constante, diaria, porque mediante ella el Señor se hace presente, y te habla, y el Espíritu mismo reza en ti, con gemidos inefables. Esta unión con Dios, produce una profunda alegría, amor y paz, y que esto estemos deseosos de compartirlo con todo el mundo.
Esto es lo que os deseo a todos.
Gracias, muchas gracias Andrés.
BENDITO SEA DIOS.