jueves, 13 de septiembre de 2012

Domingo XXIV del Tiempo Ordinario (B)



16-9-2012                    DOMINGO XXIV TIEMPO ORDINARIO (B)
                                           Is. 50, 5-10; Sal. 114; Sant. 2, 14-18; Mc. 8, 27-35
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
            En este domingo del tiempo ordinario escuchamos y oramos el salmo 114. En una de sus frases dice así: “Caí en tristeza y angustia”.
            - “Caí en tristeza y angustia”. Sí, ante tanta muerte como acontece a nuestro alrededor o entre nuestros familiares y amigos, podemos caer en el pozo negro de la tristeza y de la angustia. Tenemos el caso de Diego: un chico de 13 años, que fue al cine la semana pasada con sus amigos y, al regresar a casa, un accidente de tráfico segó su vida y en gran medida la vida de sus padres y hermanos. Tenemos el caso de Santiago (35 años), que fue ordenado sacerdote en mayo de este mismo año y, pocos días antes de tomar posesión de sus parroquias, murió de forma sorpresiva dejándonos a todos con el corazón encogido y a su madre viuda, y que sólo tenía en la vida a este hijo único, totalmente desamparada.
            - “Caí en tristeza y angustia”. Sí, ante tantos matrimonios y parejas que se rompen y que malviven en una relación frustrante y en la más espantosa de las soledades, y de cuya relación no pueden escapar por falta de medios económicos, por los hijos o por falta de fuerzas, se puede caer en el pozo negro de la tristeza y de la angustia y no ver más fin y solución que la muerte, bien del otro cónyuge o de uno mismo.
            - “Caí en tristeza y angustia”. Sí, ante tanta situación de miseria, de pérdidas de trabajo, de embargo del piso o de los propios bienes…, se puede caer en el pozo negro de la tristeza y de la angustia. Supe el otro día de un matrimonio, de unos 65 años, que lucharon toda su vida por sacar adelante su familia. Tenían un pequeño negocio, las cosas empezaron a ir mal, hipotecaron su piso y otros bienes para conseguir más dinero del banco en la confianza que estos malos tiempos pasarían en unos meses, pero… las cosas no sólo no mejoraron, sino que empeoraron. En definitiva, a fecha de hoy han perdido el negocio, su piso con todo el contenido, y sólo pudieron salir con lo puesto y ahora, por suerte, han podido ser recogidos por una hija del matrimonio, que les cedió una habitación. Este matrimonio en la actualidad no tiene casa propia, no tiene recuerdos materiales juntados en tantos años (ropas, adornos, muebles…), no tiene coche, no tiene dinero (deben aún al banco, pues el valor del piso no alcanza a satisfacer la deuda contraída). Sólo tiene, este matrimonio, un pequeño espacio prestado de unos pocos metros cuadrados, pero el marido tiene una cosa más que la mujer: una tremenda angustia y sentimiento de culpabilidad, pues suya fue la idea de hipotecar la casa pensando que pronto cambiaría todo a mejor.
            - “Caí en tristeza y angustia”. Sí, ante la vejez, ante las enfermedades que van viniendo con los años y ante los problemas de cada día, se puede caer en el pozo negro de la tristeza y de la angustia, pues no se ve ningún futuro y la depresión se adueña de uno. Sólo se quiere uno morir o no levantarse nunca de la cama. Os leo el caso de un chico de 23 años y su experiencia: “Siempre he intentado hacerme el duro, el fuerte, pero en realidad eso no era más que una mascara social que me he puesto. Por dentro estoy masacrado, consumido; perdí todos los amigos, la familia me dejó de lado, nadie intentó entender mis problemas. Aunque sea muy triste decirlo, lo único que me sigue atando a esta vida son los tristes videojuegos. Me paso las horas delante de la tele y el ordenador, deseando que me entre el sueño para poder dormirme, y olvidarme de todo. Cada día me siento más solo; hay días que me los paso enteros llorando, en compañía de mi más leal y ÚNICO amigo: mi perro; si no fuera por él... Los pensamientos suicidas rondan mi cabeza cada vez más frecuentemente, y aunque no quiero hacerlo, tampoco veo la salida del pozo…”
            ¿Cómo salir de este pozo negro de tristeza y de angustia en el que hemos caído, o han caído algunos amigos, familiares o conocidos nuestros? ¿Podemos ayudarles y ayudarnos? Yo diría que hay dos formas de ayudar a estas personas y de ayudarnos a nosotros mismos cuando estamos caídos: Existe una ayuda remota y otra próxima.
            La ayuda remota es aquella que significa la preparación que todos hemos de tener a lo largo de nuestra vida para cuando estemos metidos en el pozo del dolor. Si no vamos cogiendo “músculo” desde el principio, es fácil que después los acontecimientos nos desborden y sobrepasen, y que todo esté por encima de nuestras fuerzas:
- Una de las primeras cosas que hemos de aprender y de enseñar en esta vida es que el dolor (igual que la alegría y el placer) forma parte de nuestra existencia. Escuchad lo que nos dice una mujer de sí y de su vida: “Cerca de seis años después de la muerte de mi hijo -de un añito- y de haberme separado. Recibí el tercer golpe, uno de los más grandes que he tenido en mi vida: Mi hermano de 34 años, con el que estaba muy unida, al que yo adoraba y al que siempre trataba de cuidar, se suicidó. En ese momento se me paralizó la vida. Por primera vez dije: ‘de ésta ya no salgo’. Me fui hasta el fondo del pozo. Estuve cerca de cinco meses en la oscuridad más profunda. Lloraba mañana, tarde y noche. Con la ayuda de un amigo psicólogo fui saliendo de ese pozo en el que estaba caída. Después de todo lo que he pasado en mi vida, yo les diría a las personas que están viviendo un duelo, que el dolor es parte de la vida, al igual que la alegría. Cuando una le pierde el miedo al dolor, aprende a vivir en paz. El dolor hay que tocarlo, sentirlo y caminar con él. Después de eso, una se vuelve a enamorar de la vida y de todo lo maravilloso que ella nos regala cada día”.
- La fe en Dios, cuyo trato frecuente nos hace percibir la presencia amorosa y tierna de un Jesús que se preocupa por nosotros. La fe en Dios no puede significar solamente la práctica de unos cultos, de unos rezos, de una determinada forma de comportarse, de aceptar una serie de verdades dogmáticas. La fe en Dios es… ese Padre cariñoso en nuestra vida, ahora y siempre. Quien vive esto, se vuelve invencible. Ya lo decía San Pablo: “¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? […] Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Rm. 8, 35.38-39).
Cuando ya estamos caídos (o han caído otros) en ese pozo negro de angustia y de tristeza, entonces hemos de recurrir a la ayuda próxima:
- Hablar y desahogar con familiares y amigos, pues el amor y la amistad nos defienden y nos sostienen contra el dolor. “Amigo fiel es refugio seguro, el que lo encuentra, encuentra un tesoro; un amigo fiel no tiene precio ni se puede pagar su valor” (Eclo. 6, 14s).
- También se puede acudir a psicólogos, psiquiatras o médicos. Ellos, desde su ciencia, nos pueden ayudar a superar la situación por la que estamos pasando, o nos pueden facilitar el sobrellevarla mejor. Aunque en este ámbito, hay experiencias para todos los gustos.
- Y, finalmente, podemos acudir a Dios. Ese amigo que está en todo momento con nosotros, en lo bueno y en lo malo. Por eso, el salmo 114 nos dice: “Caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre del Señor: ‘Señor, salva mi vida’. Verdaderamente el Señor nos salva. Ésta es mi experiencia y la que hoy os quiero transmitir a todos vosotros.

15 comentarios:

  1. Excelente homilía. Un fuerte abrazo

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  2. Gracias Andrés, ¡cómo consuelas!, vas a lo medular.
    "El Señor salva mi vida".
    Aprender a vivir con el dolor, tristeza, angustia, de la mano del Señor, sólo con Él.
    Los psicólogos, psiquiatras a mi modo de ver están para enfermedades mentales concretas y complejas, pero sin duda la mejor psicología y psiquiatría es la del Señor. Cogerse de Él bien, frecuentar el Sacramento de la Confesión es la mejor terapia que hay, desahogas la angustia, tristeza, preocupación, pides perdón por los pecados y se recibe la Misericordia, el perdón de Dios, la Paz y su Amor. No hay nada mejor. De hecho, se dice que si se frecuentase más este Sacramento, las consultas de los psicólogos estarían más vacías, porque "sólo Dios salva", esta es mi experiencia y que nunca me falte, porque sólo Él puede ayudarme.

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  3. Antes que nada decirte que hoy cdo recibi tu homilia me has hecho muy feliz ¡¡ extrañaba tu palabra que tan bien me hace y me muestra el camino ¡¡ Bienvenido ¡¡¡
    Tu palabra es muy buena y me ha hecho reflexionar ..mucho ..a veces la vida nos presenta pruebas .. pero como decia mi abuela El Señor no te pone cosas que tus espaldas no puedan soportar .. y siempre en ese momento aferrate a El para que la carga sea menos pesada .. por mas que muchas veces no comprendemos y nos preguntamos porque .. en lugar de para que ... pero es la vida con cosas que nos hacen reir y cosas que nos hacen llorar .. siempre habra oscuridades lo importante es que la sombre jamas tapara la luz ... y de la mano del Señor seguro brillara ¡¡

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  4. Excelente homilia,creo que la he recibido en el justo momento en que lo necesitaba.
    Gracias por hacerme reflexionar

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  5. "Caí en tristeza y angustia". Hace unos días, sentí en mi corazón una soledad terrible. Me oprimió, me hizo llorar. Acudí al Señor para que me ayudara. Mi soledad sigue estando ahí, pero ya no me hunde, ni me vence. "Invoqué el nombre del Señor, arrancó mi alma de la muerte". Hoy me sentí reflejada en el Salmo y en la preciosa Homilía.
    Muchas Gracias. Un abrazo.

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  6. Andrés, hermano del alma.
    Gracias por tus palabras, por los ejemplos de cada una de esas personas que nos colocas en tu homilia de esta semana. Cuánta gente sufre y sin embargo siguen adelante con la ayuda de Nuestro Señor Jesucristo. Me siento identificado en cada ejemplo de la vida diaria. Cuántas veces he caido en angustias y las he superado de rodillas frente al Santísimo Sacramento. "Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha".

    Gracias Andrés porque en medio de tantas ocupaciones, nos brindas reflexiones sobre el evangelio. Que María trono de Sabiduría, te cubra con su manto maternal.

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  7. San Rafael Arnaiz Barón (1911-1938), monje trapense español
    Escritos espirituales 03/04/1938

    “Si alguien quiere venirse conmigo..., que coja su cruz y me siga”

    ¡Cómo expresar lo que mi alma sintió, cuando de boca de tan santo Prelado, escuchó lo que ya es mi locura, lo que me hace ser absolutamente feliz en mi destierro... el amor a la Cruz! ¡Oh! ¡La Cruz de Cristo! ¿Qué más se puede decir? Yo no sé rezar... No sé lo que es ser bueno... No tengo espíritu religioso, pues estoy lleno de mundo... Sólo sé una cosa, una cosa que llena mi alma de alegría a pesar de verme tan pobre en virtudes y tan rico en miserias... Sólo sé que tengo un tesoro que por nada ni por nadie cambiaría..., mí cruz..., la Cruz de Jesús. Esa Cruz que es mi único descanso...,¡cómo explicarlo! Quien esto no haya sentido..., ni remotamente podrá sospechar lo que es.

    Ojalá los hombres todos amaran la Cruz de Cristo... ¡Oh! si el mundo supiera lo que es abrazarse de lleno, de veras, sin reservas, con locura de amor a la Cruz de Cristo...! Cuánto tiempo perdido en pláticas, devociones y ejercicios que son santos y buenos..., pero no son la Cruz de Jesús, no son lo mejor...

    Pobre hombre que para nada vales ni para nada sirves, qué loca pretensión la tuya. Pobre oblato que arrastras tu vida siguiendo como puedes las austeridades de la Regla, conténtate con guardar en silencio tus ardores; ama con locura lo que el mundo desprecia porque no conoce; adora en silencio esa Cruz que es tu tesoro sin que nadie se entere. Medita en silencio a sus pies, las grandezas de Dios, las maravillas de María, las miserias del hombre del que nada debes esperar... Sigue tu vida siempre en silencio, amando, adorando y uniéndote a la Cruz..., ¿qué más quieres?

    Saborea la Cruz..., como dijo esta mañana el señor Obispo de Tuy. Saborear la Cruz...
    ..............................

    “Si alguien quiere venirse conmigo..., que coja su cruz y me siga”. Son palabras que escribe en su recordatorio de ordenación sacerdotal D. Andrés el 24 de juniio de 1968. Añade a continuacion en el mismo: Orad para que esto se cumpla en mí.
    Después de orar su homilía, nos damos cuenta de que esa cruz, Su Cruz, no le falta.
    SIEMPRE estás en nuestras oraciones pater; siempre.

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  8. Hola Andrés!
    Bien venido de nuevo a nuestros hogares, ya podemos saborear y meditar tus homilías, hoy con el salmo 114, haces que nos agarremos fuertemente a la cruz: “Caí en tristeza y angustia”

    Si, que importante sería el ir preparándonos a lo largo de la vida, con ‘la ayuda remota’ como tú dices, para que cuando lleguen esos momentos de dolor y amargura, que más tarde o más temprano llegaran, nos encontráramos en plena forma para poder sobrellevarlos con fortaleza y serenidad, es verdad: ‘una de las primeras cosas que debemos aprender y enseñar en la vida es que el dolor forma parte de nuestra existencia’ por más que nos queramos evadir nos va a llegar.

    Cuando ya estamos caídos en ese pozo negro, o mejor un poco antes de caer en el, creer firmemente, que dependemos absolutamente de Dios, tanto en lo humano como en lo divino, en todo momento el único apoyo que hemos de buscar es a Él y para ayudarnos a caminar y a saber donde nos encontramos, un buen director espiritual es sin lugar a dudas el mejor médico que nos puede ayudar, partiendo, claro está, de que estamos hablando de personas con fe.

    Y esta es la llamada que nos hace hoy Jesús a cada uno de nosotros, que queremos huir a toda costa del sacrificio y pensamos a la manera humana, no como hijos de Dios.

    Amar y entregar la vida es lo que hizo Jesús y a lo que nos manda cada día y cada vez que celebramos la Eucaristía. Una entrega de la vida que se va concretando en las circunstancias diarias por las que atravesamos, y que incluye, como se nos ha dicho en la Carta de Santiago, poner en juego la fe junto con las obras en el servicio a las personas.

    Su enseñanza no admite edulcorantes: el camino doloroso del Mesías es también el camino del discípulo. Para seguir a Cristo la condición indispensable es llevar la cruz.
    Con la alegría de encontrarnos de nuevo aquí.
    Un abrazo para todos.

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  9. Hace unos días celebré mi cumpleaños. Hice un recorrido de tanto vivido entre luces y sombras, salud y enfermedad –hasta ahora sin gravedad-, pérdidas de seres queridos y ganancias de otros, hijos y nietos….Vivo agradecida, sabeis. Sería grave pecado hacerlo de otra manera.
    Ante la tristeza y la angustia que pude haber vivido en ocasiones, Dios puso ante mi, personas que me ayudaron, una gran familia, una buena formación, un buen sacerdote y el mayor de los regalos que nunca agradeceré bastante: la FE.
    Son tremendas las situaciones que en momentos de crisis podemos llegar a vivir y vemos a nuestro alrededor dolor y sufrimiento, ante el cual no podemos cerrar los ojos. Aún cuando no estuviese viviendo situaciones extremas, quiero mis manos extendidas hacia los demás o bien plegadas en oración, según pueda ser mi servicio al otro.
    Me gusta esa idea de la preparación remota, Pater. Esa gimnasia del espíritu, me mantendrá en vela y en forma, para los malos momentos que llegarán, porque así es la vida. Y lo sabemos. Es bueno recordar que el dolor/gozo, la salud/la enfermedad, la muerte/ la vida, forman parte de nuestra condición y naturaleza humana. Esto nos enseña a ser más humildes, pues no está en nuestra mano vivir una u otra cosa. Y no sólo recordarlo nosotros sino recordárselo a otros, que pasen por ese trance, pues creo que en ello hallamos consuelo.
    Desde que leí la homilía, tengo como un “mantra” dentro de mí ese: “Señor, salva mi vida”. Es una oración preciosa. “Nuestro Dios es compasivo; el Señor guarda a los sencillos…”, por eso Pater, desde tu experiencia vivida de tristeza y angustia, has sentido y creído firmemente cómo “Verdaderamente el Señor nos salva.” Dios te sigue bendiciendo para poder ayudar a tantos como acudimos a ti, buscándole a Él, buscando Su rostro y Su salvación.
    Hemos echado de menos el audio….¿¿??-- ¿A qué sí?
    Buena semana para todos.

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  10. "Esperanza Aguirre dimite como presidenta de Madrid", publica la prensa. Alguien delante de mi, comentó:"Tendrá algo que ver nuestro obispo"...Hubo una gran carcajada; tras ella un serio silencio y un deje de tristeza...¡Qué pena recordarle en ocasiones de este tipo!
    Oremos por nuestra Diócesis.

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  11. Bienvenido al Blog después del merecido descanso,pater; aunque la salud de tu madre te haya mantenido ocupado. ¡Te echábamos de menos! Confío en poder publicar el comentario, pues es el tercero que se me borra o no te llega.

    ¡Cuánta actualidad el verso del salmo que ha tocado tu corazón! Porque detrás de toda esa "tristeza y angustia" que tu miras como signo de los tiempos que vivimos, son cargas que muchos de nosotros te pedimos que nos ayudes a llevar. Pero, además de lo nuestro, mirando un poco hacia atrás...¡cuánta tristeza y hasta angustia, ha tocado tu corazón desde tu querida diócesis!!
    Como bien dice uno de los testimonios que nos presentas:
    "Cuando una le pierde el miedo al dolor, aprende a vivir en paz. El dolor hay que tocarlo, sentirlo y caminar con él." Y es cierto; y después de todo esto, y antes y en medio de la situación, queda lo único importante y que nos sacará adelante: Invoqué el nombre del Señor: ‘Señor, salva mi vida’”. Verdaderamente el Señor nos salva.
    Qué bien nos trasmites, pater, la esperanza de ser salvados en cualquier ocasión cuándo invocamos al Señor con Fe y abandono al sabernos en las mejores manos.
    Me gusta esa "ayuda remota" que indicas, pues, siempre fortalecerá nuestra fe y nos hará estar en vela en todo momento.
    Saber cómo actuar cuando lleguen los momentos duros, y saber ayudar a otros a cargar con ellos, ¡qué importante es!
    Es tan práctica esta homilía...Gracias, pater.
    Buena semana para todos, amigos.

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  12. Ayer comencé un Curso de Catequesis en la Basílica de Gijón, que durará toda esta semana. Son oportunidades de formación que deseo aprovechar. "Del Concilio Vaticano II al Año de la Fe", tema desarrollado por una laica preparada que imparte clases en el Seminario, Da.Ma. Carmen Alonso García. Mujer aún joven, agil en su exposición y que va a lo esencial.Me quedó una idea, entre otras: el Vaticano II dió un giro en su imagen de la Iglesia. Hasta llegar el Vaticano II ,comentaba, la Iglesia era como una pirámide jerárquica -imaginaos un triángunlo-, nos decía, e id escribiendo en la parte mas alta y estrecha la cabeza de nuestra Iglesia: el Papa, luego los Obispos, luego los presbíteros, luego los fieles laicos, en la parte más amplia de la figura y que le da estabilidad....somos nosotros. Esta imagen se cambió por la de un círculo..Pueblo de Dios: Unidad, comunión.
    Muchas páginas del Concilio Vat. II están sin estrenar en nuestra iglesia, la de estas dos imágenes, es una de ellas. ¿No os parece?
    Este "Año de la Fe" nos brinda una oportunidad para renovarnos como miembros de la Iglesia a la que pertenecemos y que nos invita a no pasar páginas sin haberlas leido antes al menos.Y esto, porque somos Pueblo de Dios, y no podemos ni debemos renunciar a serlo.

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  13. Es cierto: no escucho. A veces, como ya me creo saber todo lo que hay que saber; y me creo, también, conocer al género humano como si yo misma lo hubiera parido, me limito a crear un juicio de por qué al que me está hablando le pasa esto o aquello. Y, curiosamente, siempre encuentro motivos para echar la culpa de su sufrimiento al que está sufriendo.
    Monstruoso, ¿no? Si Dios actuara así conmigo, no hubiera podido encontrar en El mi consuelo y mi redención.
    Y, ¿cómo llamaría yo a esa actitud mía ante los desgraciados? Puede que soberbia. La soberbia que me impide amar sin juicios ni condiciones. No es que no compadezca a los que sufren. ¡Claro que lo hago! Pero no compadezco con el Amor de Jesucristo, constructivo y generoso. Compadezco sin el Amor que define San Pablo tan exhaustivamente.¡Qué acostumbrada estoy al Amor de Dios! Tendría que valorarlo como un tesoro.
    En fin, Andrés, que como tantas otras veces, has metido un clavo en mi zapato. Gracias, muchas gracias.

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  14. Quiero ante todo expresar mi alegría por el retorno de nuestro pastor a este blog; y también por el testimonio de tantos hermanos.
    Me alegra comprobar que, la comunidad de las once, nacida en la catedral de Oviedo, no se ha derrumbado ante el traslado de nuestro pater, por el contrario veo que la semilla sembrada da sus frutos, y por tanto esta comunidad sigue adelante con mas ilusión , si cabe; esta comunidad de hermanos, palpita, está viva y con ganas, no en vano ha nacido a la sombra de la palabra de Dios, tan acertadamente interpretada y hecha cercana, a través de D. Andrés, que dejándose llevar por el E.S. ha puesto toda la carne en el asador, todo su esfuerzo y trabajo, para acercarnos mas a nuestro Salvador.

    La homilía de este domingo me parece extraordinaria, refleja con toda claridad una realidad cotidiana. ¿Quien puede decir que, nunca ha caído en tristeza y angustia? esto es algo que a todos nos llega, antes o después, porque es cierto que forma parte de la vida, y ¡que poco preparados estamos para el sufrimiento! es cierto que sabemos que está ahí, mas nuestro sentimiento es rechazarlo, pues a pesar de que todos somos conscientes de que hemos de llevar la cruz al igual que hizo el Señor, pocos hay que la acojan de buen grado, a nadie le agrada el sufrir.
    Me parece que Andrés nos ha explicado magistralmente, como podemos hacer frente a estas situaciones; y el mejor aval de que esta es la mejor forma, está en su propia experiencia, que es lo que verdaderamente refrenda sus palabras.
    Por tanto yo no voy a añadir ni una coma.

    Deciros nuevamente que, me alegra mucho el poder contactar de nuevo con todos vosotros; que unamos nuestras oraciones por Andrés y sus nuevos feligreses; así como unos por los otros.Creo que es la mejor forma de seguir unidos.

    Muchas gracias a todos, y a ti Andrés, de forma especial.
    BENDITO SEA DIOS.

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  15. Chony, te hechábamos de menos.
    Me encanta ese:BENDITO SEA DIOS, con el que firmas.
    Bss

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