jueves, 20 de septiembre de 2012

Domingo XXV del Tiempo Ordinario (B)



23-9-2012                        DOMINGO XXV TIEMPO ORDINARIO (B)
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
- En este templo, ¿quién es el más importante de los que aquí estamos? ¿Quién es el primero entre nosotros? ¿Será el cura? ¿Será el feligrés más anciano o el más joven, o el que más sabe, o el más rico…? ¿Quién es el más importante de entre nosotros?
            El evangelio de hoy nos dice que los discípulos, a espaldas de Jesús, habían estado discutiendo quién era el más importante de todos ellos. Cada uno sacaba a relucir sus méritos y sus cualidades, su sabiduría y la posible preferencia de Jesús hacia ellos por encima de otros discípulos. ¡Claro, y no se habían puesto de acuerdo!, pues cada uno pensaba que sus razones eran mejores que las de los otros y nadie estaba dispuesto a ceder. Jesús, que sabía todo lo que “se cocía” a sus espaldas les dio (a sus discípulos, pero también a nosotros) la solución “final y total” para llegar a ser el más importante “en el mundo mundial”: Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.
El tema que deseo exponer en esta homilía es de rabiosa actualidad y asimismo es un tema siempre presente en nuestro mundo, desde que el hombre es hombre. Nos lo planteamos nosotros; se lo plantearon en tiempos de Jesús; y también en tiempos de Adán y Eva. En efecto, ya en el paraíso Adán y Eva querían ser importantes; querían ser tan importantes como Dios. El pecado original no consistió simplemente en comer una manzana o en desobedecer a Dios. No. El pecado original fue un pecado de soberbia. Satanás se acercó a Eva y le dijo que, si comían del árbol aquel, “serían como Dios” (Gn. 3, 5); sí, tendrían todo el poder de Dios, toda la sabiduría de Dios, todas las cualidades y atributos de Dios; en definitiva, “serían como Dios”.
- En nuestro mundo, en la sociedad en la que estamos los que quieren ser primeros han de luchar y esforzarse por destacar en algún aspecto o en varios: ser los mejores futbolistas o sobresalir en cualquier otro deporte; ser buenos cantantes o músicos; ser buenos actores; ser los más listos, hasta poder llevar un premio Nobel o, al menos, alcanzar una cátedra universitaria; tener mucho dinero; tener mucho poder; tener belleza; poseer muchas cosas materiales y permitirse todos los caprichos. Si logramos esto, entonces seremos importantes y de los más importantes.
En la sociedad en la que estamos los que quieren ser primeros, pero no pueden triunfar en los aspectos anteriores, han de luchar y esforzarse por llevar la voz cantante en casa o entre sus amistades o en otros sitios: a estas personas les cuesta trabajo admitir sus errores; que les llamen la atención; pedir disculpas; que les dejen en ridículo. Estas personas saben de todo; pueden decir todo de los demás, pero no se puede decir nada de ellos; lo suyo es lo mejor y les cuesta trabajo reconocer públicamente los logros y virtudes de los demás. El otro día me llamaba por teléfono una mujer, que tiene una hija estudiando en la Universidad. Esta chica se presentó a unos exámenes en septiembre y, de cuatro asignaturas, aprobó tres. Cuando lo supo, esta chica se hundió. ¿Por qué? Se hundió sólo pensando que otro alumno, que también se presentó a la asignatura que ella suspendió, haya podido aprobar y, de este modo, ella quedará de menos ante él. Sí, tiene miedo a quedar como una tonta, como una fracasada, como una perdedora, como la última mona… ¿En qué hemos convertido este mundo, nuestra sociedad para que la gente tenga miedo de aceptar que no somos mejores ni peores por quedar por delante o por detrás de otras personas? Ya sabéis el famoso refrán: “Más vale ser cabeza de ratón que cola de león.”
- Lo que está claro es que, quien quiera ser el primero o el más importante ante el mundo, no lo será ante Dios. Lo que está claro es que, quien quiera ser el primero o el más importante ante Dios, no lo será ante los demás o ante el mundo. Nosotros decidimos: o luchamos y nos esforzamos por ser importantes ante Dios o luchamos y nos esforzamos por ser importantes ante el mundo. Pero, por favor, no nos engañemos más a nosotros mismos: o seguimos a Dios o seguimos a este mundo y su soberbia.
¿Cómo podemos hacer para ser los primeros ante Dios y no ante los demás y ante el mundo? Nos lo dice el mismo Jesús en el evangelio de hoy: Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.
* Si queremos ser los primeros ante Dios, hemos de luchar y esforzarnos por ser los últimos, o sea, que hemos de luchar porque los demás no nos consideren ni nos tengan en cuenta.
* Si queremos ser los primeros ante Dios, no hemos de esconder nuestros defectos ni nuestras carencias. Tampoco hemos de presumir de ellas. Somos como somos y hemos de aceptarnos así: con nuestro físico, con nuestro carácter, con nuestra historia personal, familiar, social y laboral. No hablo de estancamiento. Hablo de partir de la realidad que somos y, sólo a partir de conocer, aceptar y amar esta realidad nuestra (que Dios mismo conoce, acepta y ama), podemos empezar a caminar hacia Él. Si no nos aceptamos tal y como somos, tal y como estamos, entonces viviremos en la irrealidad y huiremos a un pasado que no volverá o a un futuro que esperamos mejor, pero que quizás nunca lleguemos o, al menos, tal y como imaginamos.
* Si queremos ser los primeros ante Dios, no protestaremos ni nos quejaremos continuamente de Dios, de los demás, de nosotros mismos. La queja continua nos hace creernos las victimas de todos o convertirnos en unos resentidos. Y esto nos aparta de Dios, pues nos impide aceptarnos tal y como somos, y aceptar a los demás tal y como son.
* Si queremos ser los primeros ante Dios, cogeremos (como Jesús) a un niño entre nuestros brazo y lo acogeremos. En los tiempos de Jesús, los niños eran los que no valían, los que no contaban…, eran los últimos. Lo que Jesús nos pide es que nos quitemos nosotros del centro de todo y pongamos a los otros como centro. Los otros son un compañero de trabajo, un vecino, un familiar, cualquiera que pasa a nuestro lado. Al poner al otro o a los otros en el centro de nuestra vida, nos convertimos en sus servidores. Al ser servidores suyos, nos convertimos en los últimos. Al ser los últimos y los servidores de todos, nos convertimos en los primeros ante Dios. Y al ser los primeros ante Dios, seremos los más importantes ante Dios.
* Sin embargo, todo esto que acabo de decir no puede ser logrado solamente con el esfuerzo personal. NO. Sobre todo es don y regalo de Dios, al cual hemos de suplicar diariamente por ello. ¡Dios nos lo conceda! ¡Así sea!

11 comentarios:

  1. ¡¡CUÁNTA DUREZA EN TUS PALABRAS, PATER-!!
    -SÍ, TODO ES DON, TODO ES GRACIA. ASÍ LO PEDIREMOS -COMO DON- ESTA COMUNIDAD DE LAS ONCE, QUE CON TANTO MIMO PASTOREAS, PORQUE..NOS CONDUCES A VERDES PRADERAS.
    OREMOS PARA QUE SE CUMPLA EN NOSOTROS SU PALABRA, ESTA QUE NOS DA VIDA ETERNA.

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  2. Letanías de la Humildad
    del Cardenal Merry del Val

    -Jesús manso y humilde de Corazón, ...Óyeme.

    -Del deseo de ser estimado*,...Líbrame Jesús (se repite)
    -Del deseo de ser alabado,
    -Del deseo de ser honrado,
    -Del deseo de ser aplaudido,
    -Del deseo de ser preferido a otros,
    -Del deseo de ser consultado,
    -Del deseo de ser aceptado,
    -Del temor de ser humillado,
    -Del temor de ser despreciado,
    -Del temor de ser reprendido,
    -Del temor de ser calumniado,
    -Del temor de ser olvidado,
    -Del temor de ser puesto en ridículo,
    -Del temor de ser injuriado,
    -Del temor de ser juzgado con malicia,

    -Que otros sean más estimados que yo,...Jesús dame la gracia de desearlo (se repite)
    -Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
    -Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
    -Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
    -Que otros sean preferidos a mí en todo,
    -Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda,

    ORACIÓN
    Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.

    *lisonjeado: El original: "Del deseo de ser lisonjeado....". Lisonja = alabanza para ganar la voluntad de una persona.

    La homilía y las palabras de Jesús me han recordado esta oración.

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  3. Desde Valdemoro (Madrid):
    Le deseo mucha felicidad en su nuevas parroquias y que Dios le de fuerzas y salud para que siga predicando su evangelio .
    Un abrazo.
    Mª Angeles

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  4. Pienso que D. Andrés es tan humano porque está muy cerca de Dios.

    Siento mucha alegría porque nuestro pastor está otra vez con nosotros.

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  5. Maravillosa tu palabra Andres ..me gusrdo esto ultimo que has puesto ..para recordar dia a dia
    "todo es don y regalo de Dios, al cual hemos de suplicar diariamente por ello. ¡Dios nos lo conceda! ¡Así sea"
    Amen ¡¡
    Mi deseo que tengas una muy buena semana .. y buen comienzo del otoño ¡¡¡¡

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  6. En el evangelio del próximo domingo, el Señor Jesús nos habla con mucha claridad.
    Hay textos en los que yo me encuentro con dificultad a la hora de saber como aplicarlos a mí la vida, pero, este no necesitaba explicación; hoy al meditar la homilía, me ha reconfortado la gran riqueza que nos has ido mostrando, Andrés, sobre todo, en la segunda parte; ‘si queremos ser los primeros ante Dios...’, (bueno, estando al lado de Él me conformo con el último lugar) sí, eso es lo único que cuenta, ser importantes ante Dios, lo que el mundo piense bien poco nos debe importar.

    “La actitud de Jesús contrasta fuertemente con la de los discípulos, mientras estos, aspiraban a conseguir los primeros puestos en el futuro reino, Jesús se muestra obediente y solícito a cumplir la voluntad del Padre.
    Si no le importa ser entregado en manos de los hombres y sufrir la muerte, menos aún le importará ser el primero o el último, ya que en cualquier caso la razón de su vida es servir y dar la vida por nosotros”.

    Ser el último y servidor de todos no es ser poca cosa o no atreverse hablar en público; es estar abierto a los demás y amarlos eficazmente a cada uno de ellos según su manera de ser.

    El servicio al que Jesús llama no consiste en tener que hacer decisiones heroicas o a hechos espectaculares. Servir es una actitud de cada día; si, lo dices tú muy bien, Andrés; “sacarnos nosotros del centro y poner a los otros como centro”. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura... amante de la paz, comprensiva, dócil... constante, sincera (2ª lectura). La actitud de servicio es una sabiduría interior que aparece de manera delicada. Todos conocemos a personas acogedoras y serviciales que hacen agradable la convivencia y que son dignas de imitar, bueno, el primero el Señor Jesús, y seguro que en nuestra mente aparecen otras muchas, que nos animan y nos ayudan a implorar en todo momento a Dios ese gran regalo.

    Ayúdanos, Señor, para que no nos dejemos deslumbrar por las apariencias que el mundo nos ofrece, y que sepamos saborear la verdadera razón de la vida, servir y gastarse en favor de los demás, como Tú lo has hecho.
    Os deseo que tengáis una buena semana.
    Un abrazo para todos.

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  7. ¡¡Es BUENÍSIMOoooo!! el ejemplo del "sacristán, el cura y el florero". ¡Qué gráfico!!Así somos y actuamos en tantas ocasiones....y en cosas sin importantcia.
    Hoy has terminado la Misa de la Peña, agotado; te imaginaba cambiando "el florero" de un extremo a otro del altar y me venía la risa e imaginaba las caras de los feligreses.¡Dios te bendice en tu labor pastoral! No nos cabe duda.
    Me han venida a la mente una serie de personas, nombres, que han recibido el Don o carisma del servicio, que se les nota enormemente y yo siempre las miro con alegría, pues veo una obra muy clara de Dios en ellos...Esos son los primeros.
    Buena semana para todos amigos.

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  8. Mª Carmen Inés Fuenteseca25 de septiembre de 2012, 10:45

    Queridos hermanos del blog y Comunidad de las 11, creo que todos estamos de enhorabuena y debemos de dar gracias al Señor porque nos ha concedido nuevamente el tener entre nosotros a D. Andrés, bien on line o personalmente.
    Es un regalo el comprobar como se ha ido fraguando esta Comunidad en el amor, la verdad y la justicia. Todos sabemos que el precio de la libertad es grande pero merece la pena. La Parroquia de La Peña en Mieres acoge con enorme cariño y solidaridad a esta Comunidad itinerante de las 11, y sus feligreses nos invitan a compartir con ellos la eucaristía dominical y aquellas actividades pastorales en las que están inmersos. Está siendo para el numeroso grupo que viajamos a La Peña los domingos una demostración más, de la bondad y misericordia de nuestro Dios.

    Nos sentimos nuevamente en casa, vemos a D. Andrés feliz, entusiasmado con sus nuevos parroquianos y sorprendido de encontrarse con tantos rostros conocidos de su antigua Comunidad de las 11 que van a estar muy cerca de él siempre que puedan. Nos estamos organizando perfectamente, el pueblo es sabio, y habla con hechos desde el silencio de un enorme grupo de fieles que siguen de nuevo a su Pastor, y como dice nuestra querida hermana Pepitina, nos conduce a verdes praderas..., y yo añadiría de paz, sin tensión, sin angustia..., con fundadas esperanzas de sosiego para todos.
    Es un hecho extraordinario en estos tiempos, que un grupo de fieles hayan tomado la decisión de seguir con regularidad a un Sacerdote en una Parroquia, lejos de sus domicilios situados en diferentes puntos de Asturias, y no es menos extraordinario que algunos quieran unirse desde otros puntos de España ¿Porqué suceden en nuestra Iglesia acontecimientos así? Lo que podría ser una diáspora de fieles entristecidos, decepcionados de que sus súplicas cayesen en en el olvido o en la indiferencia más absoluta, se ha convertido en un caminar esperanzado, alegre y libre para vivir nuesta fe, allí donde queramos, sin humillaciones impuestas y arbitrarias.
    Nada puedo decir sobre la magnífica Homilía de hoy, porque es explícita y habla de "aquello" que tanto nos duele como es imponer nuestra voluntad a los demás y que tantas veces hacemos, yo la primera, actuar contra "viento y marea", es alejarse del Mensaje de Jesús de forma alarmante, se lo digo yo por experiencia.
    Gracias D. Andrés por acogernos con su paternal cariño, ya sé que Vd. no esperaba ni buscaba esta respuesta de la Comunidad de las 11, es más, ni siquiera ha tenido una despedida de su anterior actividad, salvo la escueta frase de "esta es mi ultima Misa aquí en....", pero hemos entendido todos muy bien lo que teníamos que hacer.
    Cualquier persona del blog, les podremos dar información sobre los días y hora escogidos para nuestros traslados dominicales a La Peña. La mayoría hemos hablado con nuestros Párrocos del tema y lo entienden perfectamente, en mi caso alternaré Parroquia y mis deberes de feligresa, lo que no impide mi adhesión y viaje dominical con la Comunidad de las 11 a la que pertenezco hasta Peña de Mieres, un paseo de 12 minutos desde Oviedo.
    Un fuerte abrazo para D. Andrés y sus feligreses, así como para mis queridos hermanos del blog y Comunidad de las 11.
    MªCarmen Inés Fuenteseca.Aloya

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  9. ¡¡¡Que bien conoce el pastor a sus ovejas!!! ¡y que bien sabe que es aquello que puede apartarlas del buen camino!

    La homilía no puede ser mas clara, por lo que yo personalmente, creo que no puedo añadir nada. Verdaderamente son la vida misma; yo me veo como los discípulos en la misma tesitura de preguntarme tantas veces, si yo soy importante para alguien; y llego a la conclusión de que si pienso así, es porque no lo soy para mi; porque no me quiero ni me gusto, y por tanto ¡como voy a creer que los demás me quieren! como aceptar que Dios me ama así, tal como soy; con mis carencias, mis debilidades, con todo aquello que yo rechazo en mi.
    ¡¡Que interesante el meditar sobre todo esto!! y poder darse cuenta de que no son los demás quienes hacen las cosas mal; que importante el poder reconocer que parte de culpa y responsabilidad tengo yo. Como dice Pepitina ¡¡Que duro resulta, el poder tomar el último lugar!!
    ¡Que gráfico el ejemplo del florero!
    Desde luego he de reconocer que esto para mi resulta imposible, por tanto si de verdad quiero que esta palabra sea una realidad en mi vida, no me queda otra que, suplicar, rogar al Señor que, me conceda su gracia "Mi gracia te basta".
    Siendo así "Hagase en mi según tu palabra".

    Me alegra mucho el encontrarme de nuevo con mis hermanos, y el comprobar que D. Andrés, está contento e ilusionado, y es bien acogido por sus nuevos parroquianos, a los cuales ya empieza a ganarse. Enhorabuena Andrés.

    Muchas gracias por todo, y que el Señor te preceda siempre en tu misión.
    Un abrazo fraterno a todos los que consultáis este blog, que el Señor os bendiga.
    BENDITO SEA DIOS.

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  10. No puedo ser considerada de la comunidad de las once, pues no fui muchas veces a esa hora a la catedral, ya que pertenezco a otra parroquia donde mis hijos están muy involucrados (catequesis) y me gustaba acompañarlos a misa. A pesar de todo seguía las homilías semanalmente por internet, pues son maravillosas, y alguna vez iba a escucharle a la catedral. Pero sí que fui durante varios años a recibir sus consejos como director espiritual, y ahora los echo de menos. Me gustaría poder asistir algún día a la misa de La Peña, pero no sé ni dónde se encuentra, aunque lo he buscado por la zona de Mieres. ¿Podrían indicarme cómo ir hasta allí? ¿Hay algún autobús que llegue para la misa? Les agradecería su respuesta.

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  11. Respuesta al ANÓNIMO del 27 de septiembre.
    Intentamos solucionar el problema de trasporte a la Peña, comunícate con petraregalada2000@yahoo.es y te comento.
    Un abrazo.

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