jueves, 14 de marzo de 2013

Domingo V de Cuaresma (C)



17-3-2013                               DOMINGO V CUARESMA (C)

Homilía Domingo V Cuaresma (C) from gerardoperezdiaz on GodTube.

Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos: 
            DAMOS GRACIAS A DIOS PORQUE NOS HA REGALADO A FRANCISCO, PAPA DE LA IGLESIA DE CRISTO. QUE ÉL NOS GUÍE EN EL NOMBRE DE PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.        AMÉN

- Una psicóloga, en una sesión con pacientes de gestión de estrés, levantó un vaso de agua; todo el mundo esperaba la pregunta: ‘¿Está medio lleno o medio vacío?’ Sin embargo, ella preguntó: ‘¿Cuánto pesa este vaso?’ Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos. Pero la psicóloga respondió: ‘El peso absoluto no es importante; lo que importa es cuánto tiempo lo sostengo.  Si sostengo el vaso 1 minuto, no es problema; si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo; si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará.  El peso del vaso no cambia, pero, cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve...’ Y continuó: ‘El estrés, las preocupaciones, los estados de ánimo, la soledad, las traiciones... son como el vaso de agua. Si piensas en ellos un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más, empiezan a doler y, si piensas en ellos todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada. Es importante acordarse de dejar las tensiones tan pronto como puedas; al llegar a casa suelta todas tus cargas. No las acarrees días y días. ¡Acuérdate de soltar el vaso!’
Se trata de una historia bonita y con una enseñanza profunda y práctica a la vez. ¿Se puede aplicar de algún modo a las lecturas que acabamos de escuchar ahora?
            - El evangelio de hoy nos habla, entre otras muchas cosas, de piedras: La ley de Moisés nos manda APEDREAR a las adúlteras; el que esté sin pecado, QUE LE TIRE LA PRIMERA PIEDRA.
            Las piedras hieren y matan a quienes se las lanzamos, pero también esas piedras nos hieren y nos matan a nosotros mismos. He leído en diversas ocasiones que ha habido personas que han asesinado o hecho daño, de palabra o de obra, a otros y eso, con el tiempo, no les deja reposo. En la guerra civil española un hombre mató a una persona a causa de las diferencias políticas y el asesino, con el tiempo, tenía tan grabado en su mente los ojos y las súplicas del difunto antes de que lo matara que no encontraba reposo ni de día ni de noche, ni despierto ni dormido. Aquellos ojos suplicantes los tenía tan clavados en sí que llegó a enloquecer, pues no había modo alguno de librarse de ellos.
            ¡Qué fácil es agacharse a recoger piedras para lanzarlas a otros… que son culpables de tantas cosas! ¡Qué fácil es amontonar piedras y tenerlas listas para tirárselas a otros… que son culpables de tantas cosas! ¡Qué fácil es tirar esas piedras a otros… que son culpables de tantas cosas! Mas con tanta frecuencia y con el tiempo esas piedras que hemos cogido, amontonado y tirado a otros, son como el vaso de agua: Pesan y pesan; ya no en nuestra mano, sino en nuestra conciencia, en nuestro corazón, en nuestra alma. Sí, pesan tanto, que nos van despedazando y aplastando.
            Sí, el evangelio de hoy nos habla de la adúltera, pero hoy no quisiera fijarme tampoco en la actriz principal (junto con Jesús) del evangelio: la adúltera. No. Hoy quisiera fijarme en estos otros actores secundarios: los escribas y los fariseos, y tantos otros que estaban allí cerca dispuestos a abastecer de piedras a los demás o a tirar ellos mismos esas piedras a aquella mujer. Estos hombres estaban tan llenos de odio, de rabia, de resentimiento de falta de Dios, de falta de misericordia, de falta de perdón… que no veían sus propios pecados; seguramente mucho más graves que el de la mujer. Estos hombres estaban dispuesto a añadir otro pecado más (otra piedra más) a sus almas ya debilitadas por tanta podredumbre.
            Os propongo que en esta semana que falta para el Domingo de Ramos, en nuestra oración, pidamos luz a Dios para ver los vasos de agua que llevamos en la mano y también las piedras que llevamos encima durante días, semanas, meses y años, y que no nos dejan descansar. Una vez que, por pura gracia de Dios, veamos esos vasos de agua, esas pesadas piedras, soltémoslas, también por pura gracia de Dios, de nuestras manos, de nuestras conciencias, de nuestros corazones y de nuestros espíritus… para ir más ligeros. Así nos lo aconseja la primera lectura: No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo. Y de este modo podremos descansar en paz, durante el día y durante la noche.
            - Se nos narra en los Hechos de los Apóstoles que San Pablo también fue de los que recogió piedras y de los que amontonó piedras. ¿Cuál fue el resultado de todo esto en él? Vamos a escuchar lo que San Pablo mismo nos dice: Pues también nosotros fuimos en algún tiempo insensatos, desobedientes, descarriados, esclavos de toda suerte de pasiones y placeres, llenos de maldad y de envidia, aborrecibles y nos odiábamos unos a otros(Tit. 3, 3). Pero Dios tuvo misericordia de San Pablo. Dios le hizo ver sus piedras pesadas, sus vasos de agua a los que se agarraba con fuerza y no quería soltar. Pero, en cuanto Dios le mostró la verdad camino de Damasco, San Pablo reaccionó como nos dice la segunda lectura de hoy: Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él […] Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús.
            En esto consiste el fruto de la Cuaresma por la que estamos pasando. Al practicar el ayuno, la abstinencia de la carne, el intensificar la oración, la lectura de la Palabra de Dios, la limosna, el trato amable y cariñoso con los demás, el perdón hacia los demás, la confesión de nuestros pecados… buscamos que Dios nos haga soltar vasos de agua, piedras, rencores, miedos y dejando todo eso fuera de nosotros, como basura que es, corramos hacia Cristo Jesús. En Él está nuestro descanso y nuestra salvación.

            ¡Señor, líbranos de tantos vasos de agua que llevamos por años en nuestra manos y que nos pesan y paralizan nuestros brazos!
¡Líbranos de las piedras que amontonamos a nuestra vera y de las piedras que hemos tirado en otro tiempo a otros hombres!
Y el Señor nos contesta: Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.

14 comentarios:

  1. Estoy muy emocionada ... con el nombramiento del Papa .. creo que Dios penso en la Argentina que viene tan golpeada por la soberbia .. y nos da una alegria brindando humildad .. amor .. paz ...la cual extendera a todo el mundo ... siguiendo los pasos de San Francisco .Mi oracion por El nuevo Papa Francisco I... que El Señor lo ilumine junto a <nuestar Madre Celestial ¡

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  2. ¡Enhorabuena, Any, por vuestro Papa! Pues la Iglesia de Argentina nos lo ha regalado.

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  3. Celebro la elección del nuevo Papa. He escuchado dos reseñas de este hombre digiéndose a fieles; se me ha venido a la mente la misma imagen, el mismo estilo y parecido vocabulatio y actitud que D. Andrés. Me alegro porque este tipo de Hombres ayudará a que primen formas, modos y modales más cercanos, más naturales, menos ampulosos y empalagpsos. El tiemp, la vida y la Iglesia Jerárquica le está dando a Vd. la razón y la confirmación de un cura debe ser así, y no de otra manera, falsa, hipócrita y artificial.

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  4. José Ángel ( 9 años )15 de marzo de 2013, 23:46

    Quiero decir que estoy muy contento de que los escribas y fariseos no tirasen piedras a la mujer porque se dieron cuenta de que ellos también tenían pecados.
    Está bién que Jesús corrigiese a la mujer y le perdonó sus pecados.
    Como dice Andrés en la homilía, hay que ir soltando los vasos y las piedras.
    No hay que preocuparse tanto y confiar más en Dios.
    Que intentemos quitarnos los vasos y piedras con la ayuda de Jesús.

    Un abrazo para todos.

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  5. ¡Qué bien has sabido, José Ángel, llegar al núcleo de la Palabra y de la homilía!

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  6. Que lindo el cuento que nos has contado del vaso ¡¡¡ cuanta enseñanza nos has dejado ¡¡¡
    Yo humildemente para esta cuaresma .. recuero un escrito que lei hace tiempo y me ha dejado un linda reflexion ...
    Ayunenos de palabras hirientes y demos frases que purifiquen y den esperanzas
    Ayunemos de pesismismo y llenemos el corazon de optimismo
    Ayunemos de quejas y malos modos y demos gracias por lo que tenemos ..
    Ayunemos de desanimo y llenemos nuestro corazon de esperanza
    Pues asi ayunando de egoismos de codicias .. de corrupcion .. de desanimo ..podremos llenarnos del Espiritu Santo ... llenándonos de Dios dandoles tiempo a la oracion
    Una linda semana para todos ... ¡¡

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  7. La Burra de Balán17 de marzo de 2013, 16:25

    Estoy muy contenta por las actitudes de Francisco. Estoy feliz porque este gran cura viene a agrandar la figura, las obras y el sacrificado silencio de otro cura muy parecido, Andrés!!!. Estoy pletórica porque los pobres y los "burros" podremos volver a la Iglesia sin que nadie nos vea mal, ni nos tachen de pobres ni de burros.

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  8. ¡Hola José Ángel! Una vez más nos alegra tu compañía, que bien lo haces, me estas enseñando como hay que hacer los comentarios, así de claros y sin enrollarse “lo bueno si breve, dos veces bueno” ¡un beso!

    Siempre me llama la atención este texto. Los escribas y fariseos tan estrictos en cumplir la ley; y en este caso hacen caer el peso de esa ley sobre aquella mujer adultera y en cambio, no dicen nada del hombre con el que cometió el adulterio.

    Me encanta la historia que cuentas.
    Me sorprende muy gratamente el modo que has tenido de enfocar hoy el argumento principal que nos presenta San Juan ¡que bien! De que manera me interpela, me revuelve y me hace ver las piedras que llevo encima y los vasos de agua que sigo sujetando, sin darme cuenta, sin querer soltar y que me están dañando y aplastando.

    Sí, ¡”que fácil es coger piedras y lanzarlas a otros”! ¡Con que facilidad veo y agrando los defectos en los demás! En cambio los míos ¡ni los aprecio! Lo mismo le pasaba a los escribas y fariseos; arrastran el cuerpo de la mujer adultera, de un empujón, aquellos hombres lo arrojaron violentamente a los pies de Jesús. Como si fuera un saco de arena.
    En realidad, era mucho menos que eso... Pero, Jesús comprendió al instante de que se trataba. Y su ser se inundó de misericordia, de compasión, de humanidad y ternura... Jesús, no condena a la mujer, la rehabilita como persona ante Dios, ante los demás y ante ella misma. Es una mujer nueva, estoy segura que nunca más se le olvidaría la mirada de Jesús y el abrazo que él le dió.
    ¡Todavía me sigue adormecido el brazo izquierdo de verte tanto tiempo sujetando la jarra! Gracias Andrés por ayudarnos a liberar de tantos pesos que nos paralizan. ¡Que Dios te bendiga!
    Un abrazo para todos, y os deseo una buena semana.

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  9. Muy bonito Ana…A mí también me recordó mucho el nuevo Papa Francisco a nuestro Pastor, D. Andrés, en cuanto lo vi, escuché y leí algunas de las cosas que había dicho; también por su sencillez, cercanía, claridad, humildad, amor a la pobreza cristiana…, etc.

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  10. Al escuchar el audio de la homilía de hoy recordé una palabras que esta tarde leía en el primer Ángelus en que interviene nuestro Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, ante una impresionante multitud:“El Señor nunca se cansa de perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón.”
    Es cierto, pensé tras escuchar la homilía, mientras seguimos con la carga del vaso o de la jarra, de tantas piedras que llevamos en nuestro interior, nuestro cansancio mismo nos hundirá y no nos permitirá acercarnos humildemente al Señor a pedirle perdón. En ocasiones somos tan torpes que preferimos aguantar, a enfrentarnos a ese gran peso que llevamos, reconocernos pecadores y recibir ese perdón, que nos dejará ligeros y en la paz de Cristo. Ojalá, las palabras de Jesús a la mujer adúltera: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más», lleguen a nuestro corazón en estos últimos días de Cuaresma una vez más, preparándonos al encuentro con un Jesús que, habiéndose encarnado, padecido y muerto por nosotros, se nos hace presente y cercano, porque ha vencido la muerte; ha resucitado.
    Nos dice Isaías que no recordemos lo de antes…y sigue, algo precioso, “mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?” . Creo que esto nuevo a lo que se refiere, solo lo podremos vivir y notar, tirando lejos de nosotros tanta piedras como podamos tener guardadas en el corazón. Su Misericordia nos acompaña, para saber reconocerlas y alejarlas para siempre de nuestra vida.
    Con esta homilía que nos toca en la realidad más íntima, casi comenzamos a percibir que algo realmente nuevo va a brotar, porque el Señor nos está abriendo un camino en el desierto de nuestras vidas. Sólo hemos de pedirle perdón….“El Señor nunca se cansa de perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón.”
    Buena semana amigos. Santa semana.

    Pd. ¡¡Hola!!! Amiga Burra de Balán….en alguna ocasión pregunté por ti al Pater. Tienes un sitio entre nosotros, no nos abandones.

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  11. Quizás yo no sea tan clara o concreta en mi comentario como José Ángel,y lo siento. Me enrollo.. pero me he preguntado tras ver el video y sentir el cansancio de tu brazo en el mio...¿ Qué responder a esas personas que, como el ejemplo que ponías, habiendo confesado una y otra vez esas piedras, que tanto le pesan, no son capaces de quitárselas de encima y continuan viviendo con ese gran peso sobre ellas? Peso que además, puede llegar a repercutir sobre los que conviven a su alrededor. ¿Por qué ocurre ésto, si ha acudido al Sacramento del Perdón? ¿Soberbia, quizás? Porque no aceptamos el perdón de Dios....??
    ¡Qué hermosas tus palabras hacia Rosario y sus familiares que hoy la recordaban!!
    Mi cariño para que este querido Blog, lleno de Vida.

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  12. Como siempre me ha encantado la homilia de Don Andrés, hay un refrán que dice "vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el propio", Cuánto tiene de cierto, es más fácil juzgar a los demás que a nosotros mismos. Os confesaré que soy consciente de estar más cerca de Dios cuando las cosas dañinas que ocurren a mi alrededor rebotan y no son capaces de generar odio o resentimiento. Es una sensación muy satisfactoria, te sientes muy bien contigo mismo. Ójala todos aprendamos a dejar los vasos y las piedras, esto supondrá que estamos todos más cerca de Dios.
    He de decir que me ha gustado mucho el nuevo Papa y coincido con varios de vosotros en que me recuerda a D.Andrés en ciertos aspectos de su actitud. Es más Padre, me atrevo a decir que cuando estaba viendo la elección del nuevo Papa y en la tv definian los requisitos deseables para el Pontifice pensé "están definiendo a D.Andrés".
    Gracias Padre.
    PD: D. Andrés hoy soy yo misma la que me atrevo a publicar un comentario, otras veces lo hacía animada por un GRAN AMIGO.

    Un abrazo para todos

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  13. Que bonita la homilía, y que gráfica.
    La verdad es que estaba sufriendo por aquel brazo extendido, y muy tentada estuve de levantarme en mas de una ocasión, para recogerlo; la verdad es que parecía que el dolor del brazo, lo compartíamos todos.
    Espero que ya se te haya pasado.
    En cuanto al Papa Francisco, estoy encantada, lo que he visto leído y escuchado de el, la verdad es que despierta confianza, alegría por verle tan cercano. Es otro gran detalle del Señor a su querida esposa la Iglesia. Muchas gracias Señor.
    Jose Angel, gracias por tu bonito comentario, tan acertado.

    En cuanto a la homilía, creo que queda todo dicho; está muy claro que, cuanto mas tiempo sostengamos el "vaso" mas insoportable resulta el cansancio y el dolor; así pues para que martirizarnos inútilmente? cuando cojamos el vaso o la piedra, soltémosla rápidamente, y así nos parecerá muy ligera, una tontería ¿Como hacerlo? recordando las palabras de Jesús: El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra, entonces podremos comprobar que, se nos caen solas de las manos, si tenemos la humildad suficiente, para reconocer nuestras culpas ¡Claro está! porque lo que si está muy claro es que vemos con mucha claridad, las faltas ajenas, ¡pero cuanto nos cuesta ver las nuestras!

    Y nuevamente el evangelio nos habla de perdón, de misericordia y amor.
    ¡En cuantas ocasiones me he sentido en la piel de la adúltera! y que alivio y agradecimiento a Quien me dice: Tampoco yo te condeno, anda, y en adelante no peques mas.
    Siempre el Señor en defensa del pecador, y de la mujer.

    Gracias Señor por tu amor sin límites, ten misericordia de mi que soy un pecador.
    Muchas gracias Andrés, y a vosotros hermanos, que Dios os bendiga.
    Bien venida a la Burra de Balan, te echábamos de menos.
    BENDITO SEA DIOS

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  14. Una historia que va de piedras.
    Mi marido deseaba invitar a casa a un pariente, con quien yo sabía que iba a tener dificultades en cuánto sacase temas hirientes para mi y aunque le dije que lo invitase también le advertí que ese día yo comería fuera, para evitar….¡tirarle piedras!, pensé para mis adentros.
    Me fui a comer con una amiga, y me olvidé del tema.
    Por la tarde, me contaba mi marido, que no había podido aguantar al pariente: hablando sin cesar, echando las culpas de su difícil situación a los demás, despotricando sin tino, sin razón alguna, - alguien difícil de por sí- y que había acabado mandándole a callar, no con mucho cariño…. Que no pudo más.
    Cuento esto, porque así como yo fui consciente- por la homilía y el ejemplo de las piedras, que vinieron a mi mente en el momento propicio…., de marcharme de casa, si dejé allí las piedras. Fue mi marido quien las cogió, sin saber de la homilía…. Y se las fue tirando al otro. Mi conclusión es que, las piedras hemos de tirarlas muy muy lejos de nosotros pero también de los demás, para que no ocurra esto que os cuento. Y aunque yo me fui para evitar una situación incómoda y con un mal final, antes de hacerlo habíamos estado hablando sobre esta persona tan dificil y quien estando tan necesitada no se dejaba ni ayudar siquiera, y sigue creyéndose con la razón, y que ni es ni ha sido nunca culpable de la situación que vive; los demás son los culpables siempre. Cuánto hablamos, no ayudó a que mi marido tuviese algo más de paciencia con su pariente y la consecuencia fue, que él sin saber ni de piedras ni de la homilía, tomó la piedras que yo dejé- muy descansadamente en casa- y se las acabó tirando a su pariente.
    Ojalá saqueis una lectura beneficiosa de esto.

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