5-1-2014 DOMINGO SEGUNDO DESPUES DE NAVIDAD (A)
Queridos hermanos:
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Los primeros versículos del capítulo primero del evangelio de San Juan, que
acabamos de leer, son de una gran densidad y se están cumpliendo hoy. No son
palabras del pasado, sino que son palabras del presente, de hoy: “La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió […] La
Palabra (es decir, Jesús) era la luz
verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el
mundo se hizo por medio de ella, y el
mundo no la conoció. Vino a su casa, y
los suyos no la recibieron”. ¿Por qué digo que son palabras ‘del
presente? Pues porque se están cumpliendo en estas fechas. De la misma manera, estas
palabras en el pasado se cumplieron y se seguirán cumpliendo en el futuro. En
efecto, el pasado día 26 de diciembre, en la parroquia de Tapia de Casariego se
celebraba a su santo patrono: San Esteban, el primer mártir de la Iglesia. Las
últimas palabras del evangelio de ese día decían así: “Todos os odiarán por mi nombre;
el que persevere hasta el final se salvará” (Mt. 10, 22). Y ese mismo
día 26 recibí una felicitación navideña de un sacerdote de Oviedo. Era una
felicitación común para varias personas y este sacerdote nos decía, entre otras
cosas, lo siguiente: “50 abortistas
interrumpen la misa de Nochebuena en Sabadell[1]; una chica desnudando
sus pechos vandaliza encima del altar la Misa de Navidad en la Catedral de
Colonia[2]; matan a 27 cristianos
en Bagdag a la salida de la Misa de Navidad... ¡Cómo el Niño Dios puede ser
signo de contradicción! […] En el mantel de estos días de Navidad también hay
sitio para quienes sufrís la cruz de la ruptura matrimonial y familiar; la
ausencia del niño que esperado, no acaba de llegar[3]; la muerte de quienes
bien seguimos queriendo; las heridas diversas de la vida... la cruz de la
zafiedad y el vandalismo, el dolor sacerdotal de bendecir más casorios que
matrimonios, la religiosa caridad de quienes os dedicáis a socorrer a vuestros
semejantes…”
No
podemos engañarnos: * las muertes y asesinatos de los 27 cristianos son un
ataque contra Jesús y contra su evangelio, y no simplemente un ataque contra la
Iglesia y sus seguidores; * las acciones de Sabadell y de Colonia son un ataque
con Jesús y su evangelio, y no simplemente contra la Iglesia y sus seguidores;
* pero la banalización de la Navidad, es decir, del acontecimiento que
conmemoramos los creyentes: que el Hijo de Dios ha venido entre nosotros, son
un ataque al evangelio de Jesús. Tan dañino para nuestra fe puede ser un ataque
físico o un insulto, como una banalización de la Navidad al convertirla en
fiesta, en comida, en bebida, en juergas de Nochevieja, en días de la familia
en las que el Niño Jesús no tiene ninguna cabida… Y esto último se nos va
pegando a los cristianos haciendo que entremos en una apatía, desidia, sequedad
y pereza hacia todo lo espiritual, hacia la oración, hacia la lectura sosegada
del evangelio, hacia la meditación del hecho de que el Hijo de Dios ha venido a
perdonar nuestros pecados y hacia la vivencia del evangelio de Jesucristo.
Soy
consciente de que esto que digo causa extrañeza, es incomprensible para algunos
o para muchos y no es políticamente correcto en nuestra España y mundo actual,
pero no por ello es menos verdadero desde el evangelio de mi Señor Jesucristo.
Por eso, lo anuncio y lo proclamo en el día de hoy: la tibieza que se nos está pegando a todos los cristianos puede ser más
peligroso incluso que el que una chica desnuda baile sobre un altar en medio de
una Misa. Y estos días de Navidad son una llamada por parte de Dios para
entrar en su misterio y en el de la venida de su Hijo, y no para quedarnos en lo superficial.
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Bien, ahora vamos a intentar aplicar algo de esto en nuestra vida. Y para ello
os voy a narrar un cuento que nos ayude a situarnos y a comprender mejor lo que
deseo transmitiros: “Llegado el momento
de poner un nombre a su primogénito, un hombre y su mujer empezaron a discutir.
Ella quería que el niño se llamase igual que el abuelo materno del bebé, y él
quería ponerle el nombre del abuelo paterno del bebé. Finalmente, acudieron al
párroco para que solventara la cuestión. ‘¿Cuál era el nombre de tu padre?’,
preguntó el párroco al marido. ‘José’. ‘¿Y cómo se llamaba el tuyo?’, preguntó
a la mujer. ‘José’. ‘Entonces, ¿cuál es el problema?’, preguntó perplejo el
párroco. ‘Verá, Vd., señor cura’, dijo la mujer. ‘Mi padre era un sabio, y el
suyo era un ladrón de caballos. ¿Cómo voy a permitir que mi hijo se llame igual
que un hombre como ése?’ El párroco se puso a pensar en el asunto muy
seriamente, porque se trataba de un problema verdaderamente delicado. No quería
que una de las partes se sintiera vencedora y la otra perdedora. Al fin, dijo:
‘Os sugiero lo siguiente: llamad al niño José; luego esperad a ver si llega a
ser un sabio o un ladrón de caballos, y entonces sabréis si le habéis puesto el
nombre de uno o de otro abuelo’”. Sí, con este cuento Dios quiere decirnos
que somos responsables en este año que está empezando de nuestras acciones. En nuestras manos está ser y actuar como un
hombre sabio o como un ladrón de caballos.
Cristo ha
nacido y mañana es la adoración de los Magos. Ante Él podemos en este año que estamos empezando hacer lo que hicieron
los Magos (ir tras de Jesús a adorarlo) o lo que el rey Herodes (ir tras Jesús
para matarlo).
En 2013, ¿he sido para Dios un Mago o un Herodes?; y
¿qué deseo ser en 2014?
[1] Las abortistas gritaban: ‘¡Sacad vuestros rosarios de
nuestros ovarios!’
[2] En su pecho llevaba escrito: ‘Yo soy Dios’.
[3] El IV domingo de Adviento (era el 22 de diciembre) me
vino a saludar una chica que ‘casé’ yo hace unos años y que aún no tiene
descendencia. Le bendije el vientre y lloraba al hacérselo, pues ansía un hijo…
y no acaba de llegar.
Hasta ahora siempre me consideré una persona muy constante..perseverante, pero quizás con los años me doy más cuenta de lo difícil que resulta esa perseverancia, que no es otra cosa que fidelidad en nuestro vivir cristiano cotidiano. ¡cuántos fallos que causan sombra! Vivo unos momentos espirituales difíciles y ante tanta tiniebla interior, parece que la luz no penetra. Es duro. Estamos en Navidad. Y he de perseverar, hemos de perseverar y hasta el final, para salvarnos. Oremos unos por otros para conseguir que esa palabra sea vida en nosotros.
ResponderEliminarEs cierta la facilidad con que la tibieza del entorno puede envolvernos, pero también veo que nuestro actuar libremente desde Dios puede cambiar situaciones; las nuestras y las del entorno que vivimos.
Ser un Mago, siempre en búsqueda de Vida o ser un Herodes buscando la muerte…es un buen planteamiento el que nos haces Andrés. Nos haces reflexionar el evangelio en nuestra vida. Gracias.
Recordemos en nuestra oración a todos aquellos que de una u otra manera frecuentamos el Blog, esto nos ayudará a crecer en fe en este Año que estrenamos.
Buenos Reyes para todos.