Sacerdote de la Archidiócesis de Oviedo (España) Párroco de la UP de san Lázaro del Camino (Oviedo)
viernes, 27 de junio de 2014
jueves, 26 de junio de 2014
San Pedro y San Pablo
29-6-14 SAN PEDRO Y
SAN PABLO (A)
Homilía de audio en MP3
Queridos
hermanos:
En la Misa de hoy quisiera hablaros
sobre San Pedro y quisiera titular esta homilía así: los pecados y los defectos de San Pedro.
1) San Pedro era un hombre de sin medias tintas: capaz de lo más grande y
al mismo tiempo de lo más bajo. Vamos a poner algunos ejemplos de esto:
- El primero nos lo narra el
evangelio de hoy. Cuando Jesús pregunta a sus discípulos quién era Él,
inmediatamente San Pedro contesta que el Hijo de Dios. Entonces Jesús le reconoce como una persona a la que
Dios habla y le muestra sus tesoros. Además, Jesús en ese momento le nombra el
primer Papa: “Tú eres Pedro, y
sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del infierno no la
derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra
quedará atado en el cielo, lo que desates en la tierra quedará desatado en el
cielo” (Mt. 16, 18-19). Una vez que los apóstoles saben que Jesús es el
Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador del mundo, entonces, para que se den
cuenta que la salvación de Dios no viene por el triunfo y por la derrota
ignominiosa de los enemigos, sino a través del sufrimiento y del dolor de
Cristo, Éste les dice que “tiene que
padecer mucho, tiene que ser condenado por los senadores, sumos sacerdotes y
letrados, ser ejecutado y resucitar a los tres días” (Mc. 8, 31). Pedro,
que no aceptaba aquello, llamó la atención a Jesús para que no asustase a la
gente, a los apóstoles y entonces Jesús le dice unas palabras muy duras delante
de todos. Pedro se apartó para que los demás no vieran cómo reñía a Jesús, pero
Éste, que le había dicho todas aquellas cosas maravillosas delante de todos,
también ahora, delante de todos, le dice algo tan horrible como: “¡Quítate de mi vista, Satanás! Tú piensas
como los hombres, no como Dios.” Primero le dijo que era la piedra de la
Iglesia de Dios, que tendría las llaves del cielo, que lo que él hiciera o
deshiciera, Dios mismo lo tendría por hecho o deshecho…, y ahora, sin embargo, Jesús llama a Pedro “Satanás”, le dice que se
aparte y se aleje de Él, pues no habla Dios, sino el mundo terrenal y
materialista por boca de Pedro.
¿Puede
un hombre en tan corto espacio de tiempo ser portador de Dios y de Satanás?
¿Ser llamado a la cercanía y a la familiaridad con Dios y enseguida ser echado
fuera y lejos de Dios como un apestado o como un demonio? Pues, por lo visto…,
¡SÍ! Nadie es tan bueno, tan bueno que no pueda cometer pecados o echarlo todo
a perder.
-
Segundo ejemplo: La noche del Jueves Santo, cuando Jesús anuncia a sus
apóstoles que va a ser traicionado y abandonado por ellos, enseguida Pedro
dice: “Aunque todos caigan por tu causa,
yo jamás caeré […] Aunque tenga que morir contigo, no te negaré” (Mt. 26,
33.35). Jesús le avisó que no cumpliría estas palabras. Efectivamente, una o
dos horas después Pedro negó a Jesús
tres veces: “No sé qué quieres decir
[…] No conozco a ese hombre […] Entonces él se puso a echar maldiciones y a
jurar diciendo: ‘No conozco a ese hombre’ […] Y saliendo afuera, lloró
amargamente” (Mt. 26, 70.72.74-75). No
sé si en Pedro fue peor la cobardía de negar y traicionar a Jesús ante unas
criadas o la soberbia y terquedad de fanfarronear ante Jesús y ante los demás
apóstoles que iba a morir antes que negar a Jesús, y no cumplirlo.
2)
Pedro era un hombre impulsivo. Decía lo
que pensaba, hacía lo que pensaba, pero no pensaba lo que hacía ni lo que decía.
Nos cuenta el evangelio que, cuando fueron a prender a Jesús en el huerto de
los olivos, Pedro sacó una espada[1] y le
cortó la oreja (lo que quería era abrirle la cabeza, pero falló) a uno de los
que fueron a prender a Jesús (Jn. 18, 10). Igualmente, cuando Jesús había
muerto y resucitado y estando pescando supo que estaba en la orilla, Pedro saltó
al agua para llegar antes ante Jesús y
de una brazada trajo a tierra todos los peces que habían pescado (Jn. 21,
7.11).
Otro
ejemplo de esta impulsividad suya está cuando Jesús le preguntó si lo quería y
Pedro, por tres veces, le dijo que sí, que lo amaba (Jn. 21, 15ss).
3)
Pedro siguió comportándose igual después de la ascensión de Jesús a los cielos:
En efecto, San Pedro era hombre de
grandes entregas y de perderlo todo por vergüenza. Era capaz de catar la vaca y
llenar el caldero, y también de tirar de una patada el caldero lleno. Sí,
Pedro era capaz de enfrentarse a los cristianos judíos que no querían anunciar
el evangelio a los paganos (Hch. 11, 1-18), pero al mismo tiempo San Pablo tuvo
que llamarle la atención de este modo: “Cuando
Cefas llegó a Antioquía, yo le hice frente porque su conducta era reprensible.
En efecto, antes que llegaran algunos enviados de Santiago, él comía con los
paganos, pero cuando estos llegaron, se alejó de ellos y permanecía apartado,
por temor a los partidarios de la circuncisión. Los demás judíos lo imitaron, y
hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por su simulación. Cuando yo vi que no
procedían rectamente, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas delante de
todos: ‘Si tú, que eres judío, vives como los paganos y no como los judíos,
¿por qué obligas a los paganos a que vivan como los judíos?’” (Ga. 2,
11-14). En este episodio apareció
nuevamente la cobardía en Pedro.
Y
el último episodio que quiero mencionar hoy es el famoso ‘Quo vadis, Domine’ (¿Adónde vas, Señor?). Ésta es la frase que
supuestamente habría dicho Pedro cuando estaba saliendo de Roma, ya que Dios lo
había increpado por abandonar a su pueblo, ordenándole que regresara a Roma y
cumpliera su destino.
CONCLUSIONES:
a)
San Pedro siempre presumió de ser el más fiel de los discípulos de Jesús; sin
embargo, Dios siempre tuvo que cogerlo
de las orejas para volverlo al redil. Y es que la misión de Pedro era
llevar a todos a Dios: “Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para cribaros como el trigo,
pero yo he rogado por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, después que te
hayas convertido, confirma a tus hermanos” (Lc. 22,
31s).
b) Hay una cosa que me llama la
atención y es el hecho de que los hombres poderosos hacen que se escriba la
historia sobre ellos en sus organizaciones y obligan a resaltar sus triunfos y
logros y a ocultar sus fracasos. Sin embargo, en la Biblia y en la Iglesia pasó
con San Pedro exactamente lo contrario: se
pone del primer Papa lo bueno y lo malo. ¿Por qué? Pues la razón viene
expuesta en el párrafo siguiente.
c) A pesar de todo: a
pesar de que Jesús y Dios Padre sabían que Pedro iba a fallar en tantas
ocasiones, lo eligieron como apóstol, le revelaron los misterios y los secretos
de Dios, lo eligieron Papa de la Iglesia de Dios, le dieron las llaves de esa
Iglesia, le dieron el poder de atar y de desatar las cosas de Dios aquí en la
tierra. Del mismo modo, Dios nos elige a nosotros, no porque seamos buenos ni
para que seamos buenos. Dios nos elige por amor hacia nosotros. Porque, lo que
hizo con San Pedro, lo hace con cada uno de nosotros. En definitiva, el mensaje de esta homilía sobre los pecados y los
defectos de San Pedro es un mensaje y un canto del amor incondicional de Dios a
todos los hombres independientemente de su comportamiento y de su historia
personal.
[1] Fijaros en que iba armado a pesar de que había escuchado
a Jesús hablar del amor a los enemigos, de poner la otra mejilla, de que Dios
amaba a buenos y a malos, de perdonar hasta setenta veces siete…
viernes, 20 de junio de 2014
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