miércoles, 23 de noviembre de 2016

Domingo I de Adviento (A)



27-11-2016                            DOMINGO I DE ADVIENTO (A)
            Civilmente, el año comienza el 1 de enero. Sin embargo, los cristianos comenzamos hoy el año litúrgico en la Iglesia. Es el año A y leeremos los domingos mayormente el evangelio de S. Mateo. El año litúrgico lo comenzamos con el tiempo de Adviento en el que preparamos la definitiva venida de Jesucristo. No es este tiempo simplemente para celebrar que Jesús ha venido hace más de 2000 años, como si fuera un cumpleaños, sino para preparar la definitiva llegada de Jesús, Mesías y Salvador. Las lecturas y los cantos nos recordarán esto: ¡VEN, SEÑOR JESUS! En vuestras oraciones de cada día debéis, debemos decir esto: ¡VEN, SEÑOR JESUS!
            - Como veis tenemos aquí la Corona de Adviento, que indica el primer anuncio de Navidad. Pero, ¿cuál es el significado de esta Corona de Adviento? 
 La corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica. Los cristianos para prepararnos a la Natividad del Señor, aprovechamos esta Corona de Adviento como medio para esperar a Cristo y rogarle infunda en nuestras almas su luz. La corona está formada por una gran variedad de símbolos:

La forma circular. El círculo no tiene principio ni fin. 1) Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar. 2) Nos ayuda igualmente a pensar en los miles de años de espera desde Adán hasta Cristo y en la segunda y definitiva venida. 3) Nos conciencia que de Dios venimos y a Él vamos a regresar.
Las ramas verdes. Las ramas verdes de pino o abeto representan que Cristo está vivo entre nosotros. Además, su color verde nos recuerda la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante el Adviento. Asimismo, verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
Las cuatro velas. Nos hace pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. El hecho de irlas prendiendo poco a poco nos recuerda cómo, conforme se acerca la luz, las tinieblas se van disipando, de la misma forma que conforme se acerca la llegada de Jesucristo, que es luz para nuestra vida, se debe ir esfumando el reinado del pecado sobre la tierra.
Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia. Las cuatro velas suelen ser de los colores que se describen a continuación:
Morada: Representa el espíritu de la vigilia. Verde: Representa la esperanza. Roja: Representa la alegría por el anuncio del nacimiento de Jesús. Amarilla o blanca: Es el color de la presencia luminosa de Dios.
Los adornos. Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo, pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.
El lazo rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
            - En este domingo I de Adviento Caritas promueve una campaña, pero no para pedir dinero, sino para sensibilizar a los cristianos y a todas las personas de buena voluntad sobre los seres humanos que viven sin tener un hogar en el cual cobijarse[1]
           Supongo que recordáis cómo María y san José llegaron a Belén, y no encontraron quien les diera posada. Estar fuera de tu casa, en un ambiente extraño, hostil o de indiferencia es muy doloroso.

            Sabéis que siempre, al llegar este tiempo de Adviento, os propongo que hagamos un plan para este tiempo preparatorio de Navidad. Pues bien, hoy os propongo que hagamos realidad de alguna manera esa obra de misericordia que dice así: dar posada al peregrino. ¿De qué modo? Os propongo cosas sencillas:
           * Visionar el video, cuyo enlace en puesto en esta homilía. Total son 11 minutos y escucharemos a esas personas que viven sin casa ni hogar: por qué llegaron a esa situación, cómo se sienten, cuáles son sus dificultades más corrientes…
         * Hacer un propósito de ser más cercanos y acogedores con estas personas, cuando nos encontremos con ellos por la calle y nos pidan una limosna.
            * Acoger también a otras personas que sí tienen casa y hogar, pero necesitan ser escuchadas y acompañadas.
            * Procurar no juzgar a los demás, sino acogerlos tal y como son. Cristo Jesús no nos juzga y nos acoge con todos nuestros defectos y limitaciones.
            * Acoger en nuestro corazón en este tiempo de Adviento a Jesús, que quiere entrar dentro de nosotros. Por eso, dedicaremos un poco más de tiempo a orar, a la lectura espiritual, a una buena acción en favor de los demás…
            Si hacemos esto, entonces sí que estaremos practicando el evangelio que acabamos de escuchar: estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. Y también estaremos practicando la primera lectura, de la profecía de Isaías: De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, venid; caminemos a la luz del Señor.


[1] En este video hecho en Cádiz se puede ver algunos aspectos de las personas que viven en la calle: https://www.youtube.com/watch?v=YQNBwVtnAYc