3-9-2017 DOMINGO XXII TIEMPO ORDINARIO (A)
El amor…
12.-
Espera.
“Indica
la espera de quien sabe que el otro puede cambiar. Siempre espera que sea
posible una maduración, un sorpresivo brote de belleza, que las potencialidades
más ocultas de su ser germinen algún día. No significa que todo vaya a cambiar
en esta vida. Implica aceptar que algunas cosas no sucedan como uno desea, sino
que quizás Dios escriba derecho con las líneas torcidas de una persona y saque
algún bien de los males que ella no logre superar en esta tierra” (n. 116). “Aquí se hace presente la esperanza en todo su sentido, porque incluye
la certeza de una vida más allá de la muerte. Esa persona, con todas sus
debilidades, está llamada a la plenitud del cielo […] Eso también nos permite,
en medio de las molestias de esta tierra, contemplar a esa persona con una
mirada sobrenatural, a la luz de la esperanza, y esperar esa plenitud que un
día recibirá en el Reino celestial, aunque ahora no sea visible” (n. 117).
13.-
Soporta todo.
“Es
mantenerse firme en medio de un ambiente hostil. No consiste sólo en tolerar
algunas cosas molestas, sino en algo más amplio: una resistencia dinámica y
constante, capaz de superar cualquier desafío. Es amor a pesar de todo, aun
cuando todo el contexto invite a otra cosa” (n. 118). Decía Martín Luther King: “La persona que más te odia, tiene algo
bueno en él; incluso la nación que más odia, tiene algo bueno en ella; incluso
la raza que más odia, tiene algo bueno en ella. Y cuando llegas al punto en que
miras el rostro de cada hombre y ves muy dentro de él lo que la religión llama
la ‘imagen de Dios’, comienzas a amarlo ‘a pesar de’. No importa lo que haga,
ves la imagen de Dios allí. Hay un elemento de bondad del que nunca puedes
deshacerte [...] Otra manera para amar a tu enemigo es ésta: cuando se presenta
la oportunidad para que derrotes a tu enemigo, ése es el momento en que debes decidir
no hacerlo [...] Cuando te elevas al nivel del amor, de su gran belleza y
poder, lo único que buscas derrotar es los sistemas malignos. A las personas
atrapadas en ese sistema, las amas, pero tratas de derrotar ese sistema [...]
Odio por odio sólo intensifica la existencia del odio y del mal en el universo.
Si yo te golpeo y tú me golpeas, y te devuelvo el golpe y tú me lo devuelves, y
así sucesivamente, es evidente que se llega hasta el infinito. Simplemente
nunca termina. En algún lugar, alguien debe tener un poco de sentido, y ésa es
la persona fuerte. La persona fuerte es la persona que puede romper la cadena
del odio, la cadena del mal [...] Alguien debe tener suficiente religión y
moral para cortarla e inyectar dentro de la propia estructura del universo ese
elemento fuerte y poderoso del amor” (n. 118).
“El
amor no se deja dominar por el rencor, el desprecio hacia las personas, el
deseo de lastimar o de cobrarse algo […] A veces me admira, por ejemplo, la
actitud de personas que han debido separarse de su cónyuge para protegerse de
la violencia física y, sin embargo, por la caridad conyugal que sabe ir más
allá de los sentimientos, han sido capaces de procurar su bien, aunque sea a
través de otros, en momentos de enfermedad, de sufrimiento o de dificultad. Eso
también es amor a pesar de todo”
(n. 119).